Además de la visita clásica en el despacho, el psicólogo también puede hacer visitas a domicilio. Para las personas que necesitan un psicooncólogo (pacientes con cáncer o familiares) puede ser especialmente útil cuando, además de los problemas relacionados con el cáncer (ansiedad, depresión u otros) se suman dificultades de movilidad o un estado de salud especialmente grave. Este artículo explica cómo funcionan las visitas del psicólogo a domicilio.
Cómo son las visitas que hace un psicólogo en casa
La figura del psicólogo a domicilio está cada vez más extendida. Las personas van aceptando la normalidad de recurrir a un profesional de la psicología cuando lo necesitan, más allá de ideas como «no tengo que ir al psicólogo porque no estoy loco/a» o «sólo es explicar tus problemas a un desconocido«. Además, el aumento de la esperanza de vida, con el deterioro de la salud asociado, hace que cada vez haya más personas con movilidad reducida. Los servicios de psicología, públicos y privados, se están adaptando a esta nueva necesidad.
Al hacer una visita del psicólogo en casa hay algunas cosas a tener en cuenta. Es importante que el psicólogo tenga presente que no está en su casa. Es un lugar que pertenece a otras personas y, por tanto, hay que atenderse a sus normas. No puede disponer del espacio como posiblemente querría. Debe saber adaptarse a unas circunstancias que tampoco puede anticipar (al menos cuando la visita se hace por primera vez).
Por parte del usuario del servicio (paciente con cáncer o familiar) conviene minimizar las posibles interrupciones: pedir que otros miembros de la familia que no participan en la sesión no entren en la sala donde esta se está haciendo, intentar que no haya visitas de vecinos y amigos durante ese rato, y permanecer sin hacer ninguna otra actividad que requiera atención (como cocinar o ver la televisión).
También es importante que el usuario recuerde que el psicólogo es psicólogo. Si se le pide ayuda para cosas que no tienen que ver con la psicología (como cambiar de postura una persona con cáncer que está en la cama) es probable que no lo sepa hacer de manera adecuada. Incluso existe el riesgo de hacerlo mal y causarle algún daño.
En qué situaciones está indicada la visita del psicólogo a domicilio
Cualquier persona que quiera que le vaya el psicólogo a domicilio, encontrará alguno dispuesto a hacerlo. No debe haber ningún motivo para negarse, a no ser que, salir de casa, forme parte de la propia terapia, o que el profesional considera que el domicilio del usuario no reúne las condiciones necesarias para ofrecer un servicio de calidad. En principio, el psicólogo en casa es una opción para todo el mundo.
Ahora bien, también es cierto que muchos psicólogos optamos por priorizar qué visitas hacemos a domicilio, según las necesidades de los usuarios. Hay situaciones que hacen que esta necesidad sea más importante:
- Cuando el paciente con cáncer se encuentra con la enfermedad avanzada y no puede salir de casa.
- Cuando el médico le ha indicado que haga reposo en el domicilio para evitar situaciones de riesgo (caídas en la calle, exposición a virus, etc).
- Cuando tiene la movilidad reducida o una fatiga importante.
- Cuando el usuario del servicio de psicología es un cuidador o cuidadora que no puede dejar solo a su familiar enfermo.
Ventajas e inconvenientes de estas visitas
Las ventajas para el usuario son bastante evidentes: La sesión se hace en un espacio privado y conocido, fuera de los entornos sanitarios que le pueden causar cierta ansiedad. Además, al no moverse de casa, se ahorra el desplazamiento y el tiempo que éste representa.
Infórmate sobre las visitas de Psicología en Cáncer a domicilio
El inconveniente más importante es que el precio de esta visita suele ser un poco más alto (para cubrir el desplazamiento que hace el psicólogo). Pero este aumento se ve compensado por el valor que obtiene el usuario del servicio con las facilidades descritas anteriormente. Y es que estas facilidades se suman a los beneficios de la ayuda psicológica para pacientes de cáncer y familiares.
Un ejemplo de atención domiciliaria de Psicología en Cáncer
A continuación explicaré una visita real que hice como psicólogo a domicilio. El nombre de la persona, su edad y los detalles de la enfermedad están cambiados para proteger su privacidad. Se trata de una primera visita.
El hombre se llamaba Mario, tenía 51 años y vivía en Barcelona. Tenía un cáncer de pulmón que le habían diagnosticado hacía 8 meses, cuando ya estaba muy avanzado. También tenía metástasis óseas que le producían mucho dolor. Para tratar el dolor se administraba morfina, con una gran somnolencia como efecto secundario. En la última visita al médico le habían dicho que su pronóstico de vida era de unos 6 meses.
Estaba divorciado y no tenía hijos. Tras el divorcio había vuelto a vivir con sus padres, y se quejaba de que se sentía como una carga para ellos. Tenía síntomas claros de ansiedad y de depresión. Decía que le costaba dormir. El motivo por el que había contactado conmigo era, como dijo textualmente, que «el miedo que sus padres lo vieran deteriorándose se lo estaba comiendo«. En el pasado había consumido cocaína y heroína, y sus padres habían sufrido mucho por él. Pensaba que, entre las adicciones y el cáncer, moriría habiendo dado una mala vida a sus padres.
Escuchándolo durante toda la sesión vi que su lenguaje denotaba desesperanza: evaluaba su situación actual como muy mala, y no veía que se pueda arreglar. Ni siquiera en el futuro. Le di la oportunidad de expresarse libremente, reconociéndole el derecho a enfadarse y a llorar. Le expliqué cómo el lenguaje que utilizaba para describir su situación ( «terrible«, «horroroso«, «asfixiante«) contribuía a alimentar su propio malestar. En las sesiones siguientes iríamos cambiando estas palabras por otras más moderadas pero realistas ( «difícil«, «asustado«).
Le dije que su estado de ánimo podía mejorar y que iríamos solucionando, por partes, lo que le preocupaba. Se sorprendió de que, ya desde la primera visita, se sintiera algo optimista. Esto suele ser así: aunque la mejora necesite un tiempo, los beneficios del tratamiento psicológico se pueden empezar a notar desde el primer día. Fijamos otra visita para la semana siguiente, recordándole que también podría hablar conmigo antes si lo necesitaba.
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