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Tipos y estadísticas del cáncer de vejiga

El cáncer de vejiga es el tumor que aparece en la vejiga urinaria, el órgano de nuestro cuerpo que recoge la orina procedente de los riñones y la acumula hasta el momento de su eliminación. Se subdivide en 3 tipos:

  • Carcinoma de células transicionales (carcinoma urotelial): Representa la inmensa mayoría de los tumores de vejiga, algo más del 90%. Las células uroteliales o transicionales pueden cambiar de forma a medida que la vejiga se llena (es un órgano flexible).
  • Carcinoma de células escamosas: Supone tan solo el 2% de los cánceres de vejiga. Empieza en las células en forma de capa que hacen de revestimiento del órgano.
  • Adenocarcinoma: Recoge alrededor del 2% de los cánceres de vejiga. Se inicia en las células que producen líquidos que luego se mezclarán con la orina.
Estadísticas del cáncer de vejiga
Pixabay

A nivel mundial del cáncer de vejiga es el noveno más diagnosticado, llegando a 430.000 personas en 2012. La supervivencia a 5 años, es decir, la proporción de personas que siguen vivas 5 años después del diagnóstico (valor de referencia para la comunidad científica ) es del 78%. Representa aproximadamente el 3,5% de todos los cánceres en el mundo y se diagnostica con mayor frecuencia en los países desarrollados. Aparece prácticamente siempre a partir de los 45-50 años de edad.

Prevención del cáncer de vejiga

El principal factor de riesgo para que se desarrolle un tumor en la vejiga es el tabaquismo. Cerca del 75% de los casos se deben al hecho de fumar. El otro 25% corresponde a las llamadas exposiciones ocupacionales: materiales industriales como la goma o el cuero. También a líquidos de la industria metalúrgica y aguas contaminadas con arsénico o con el parásito Schistosoma (especialmente en el norte de África y Oriente Próximo ).

Síntomas del cáncer de vejiga

El síntoma más relevante es la presencia de sangre en la orina, que se produce en el 70% de personas con la enfermedad. Esto no quiere decir que la aparición de sangre en la orina indique que hay cáncer: muchas otras patologías pueden producir este síntoma, como las infecciones de orina que se suelen tratar con antibióticos. Otros síntomas están relacionados con el momento de orinar. Se puede producir dolor o sensación de escozor, o hacerlo con menos fuerza de lo habitual.

Si aparece alguno de estos síntomas hay que acudir al médico lo antes posible.

Diagnóstico del cáncer de vejiga

No hay pruebas de detección precoz y cuando aparecen los síntomas el tumor puede haberse diseminado. Las pruebas que se hacen para detectarlo incluyen:

  • Análisis de orina: Permite descartar una infección benigna de orina, así como alertar de la presencia de tumores en cualquier punto del tracto urinario: riñones, uréter o vejiga. En la orina se buscan restos de células cancerosas (citología).
  • Ecografía: Es una prueba indolora, no invasiva y de resultados inmediatos. Permite ver el tamaño y la forma de la vejiga desde el exterior. También orienta sobre la presencia de metástasis.
  • Cistoscopia: Observación del interior de las vías urinarias y la vejiga con la ayuda de un tubo que se introduce por la uretra. También facilita coger una muestra de tejido que se analizará posteriormente (biopsia). No es una prueba dolorosa, pero puede producir molestias.
  • Biopsia: Consiste en el análisis de una célula de la vejiga para buscar anomalías y detectar si es cancerosa.
Cáncer de vejiga - Psicología en Cáncer
Jason Taix – Pixabay

Si se confirma el diagnóstico de cáncer las pruebas se orientan a estudiar si la enfermedad se ha extendido. Se hace un análisis de sangre, un escáner o TAC -que permite observar si ha habido invasión local o regional- y una radiografía de tórax -para buscar metástasis en los pulmones-. Si hay sospechas de que puede haberse extendido a otras partes del cuerpo se hace una resonancia magnética y una gammagrafía ósea (para buscar metástasis en los huesos). Ninguna de estas pruebas resulta dolorosa, pero la resonancia magnética puede provocar molestias por ruidos. Para la realización de la gammagrafía ósea al paciente de se inyecta un líquido llamado radiotrazador, que facilita la observación de los huesos.

Tratamiento del cáncer de vejiga

El tratamiento del cáncer de vejiga dependerá del estadio en que se encuentre el tumor.

  • Estadio 0 (sólo afecta a la parte interior de la vejiga). Se suele eliminar esta capa con cirugía, haciendo una resección transuretral. Dado que en algunos casos el tumor se puede reproducir, después de la intervención quirúrgica y unas cuantas veces a lo largo de algunas semanas se realiza un proceso llamado instilación. En la instilación se ponen unas gotas de quimioterapia, a nivel local, para acabar de eliminar las células cancerosas.
  • Estadio 1 (afecta a las partes interior e intermedia de la vejiga). El tratamiento es similar al del estadio 0, pero en ocasiones se complementa con una cistectomía o extirpación de la vejiga. Esto se hace si el tumor, a pesar de ser superficial, es extenso, o si se cree que tiene una alta probabilidad de reproducirse. También se extirpan algunos órganos de alrededor por precaución. Se puede quitar la vesícula seminal y la próstata (en los hombres) o los ovarios y el útero (en las mujeres). Tras la cistectomía la orina se recoge con un catéter que la lleva a una bolsa situada al exterior del cuerpo (urostomía). Sin embargo cada vez se tiende más a evitar, en lo posible, la cistectomía. Los médicos prefieren utilizar otros tratamientos, previamente, si se puede.
  • Estadio 2 (afecta a la capa muscular que rodea la vejiga). Se combina la cistectomía con la quimioterapia (previa o simultánea) o con la radioterapia. Los productos de quimioterapia más utilizados son el cisplatino, la vinblastina y el metotrexato. La quimioterapia es un tratamiento sistémico: afecta a todo el cuerpo. La función de la quimioterapia es eliminar las células que se reproducen más rápido, que son las del tumor. Las células sanas también se ven afectadas, aunque en menor medida. Eso es lo que explica la presencia de efectos secundarios. La radioterapia, por el contrario, es un tratamiento local.
  • Estadio 3 (el tumor sale de la vejiga y afecta a órganos vecinos, como la próstata o la vagina). Las pautas de tratamiento son parecidas a las del Estadio 2.
  • Estadio 4 (afecta a los ganglios linfáticos y puede haber producido metástasis en los huesos, el hígado o los pulmones). A este estadio el tratamiento suele ser paliativo, e incluye quimioterapia, cistectomía -si no se hizo previamente- y radioterapia. El tratamiento paliativo significa que se orienta a controlar los síntomas, debido a que la enfermedad se ha extendido tanto que no se contemplan posibilidades de curación. Pero en algunas ocasiones todavía se puede buscar la erradicación de la enfermedad en Estadio 4.

Las sesiones de quimioterapia son por vía intravenosa y se hacen cada 3 o 4 semanas. Unos días después de cada sesión es cuando pueden aparecer los efectos secundarios, aunque no lo hacen siempre. Estos síntomas incluyen caída del cabello, vómitos, diarrea, llagas en la boca, o fatiga. El oncólogo puede recetar algunos medicamentos que ayudarán a disminuir la intensidad de estas reacciones adversas.

Antes de cada ciclo de quimioterapia se hace un análisis de sangre. Si hubiera algún déficit, por ejemplo de glóbulos blancos o de plaquetas, hay que recuperar los niveles normales antes de volver a recibir la quimioterapia. En este caso la dosis que toca se puede posponer unos días.

La radioterapia en el cáncer de vejiga puede ser interna o externa. En la interna se introducen unas pequeñas barras con radiactividad en contacto con el tumor, impidiendo que las células se puedan reproducir. La externa se realiza con unas máquinas de rayos X especiales. El procedimiento suele durar pocos minutos, pero se hace prácticamente cada día durante algunas semanas.

Evolución y pronóstico del cáncer de vejiga

Tratamiento del cáncer de vejiga
Klbz – Pixabay

En general, en el cáncer, el pronóstico depende en gran medida de en qué momento se ha detectado la enfermedad. Cuando se detecta a tiempo el pronóstico suele ser mejor. El cáncer de vejiga avanzado no permite un pronóstico muy favorable porque a menudo cuando se detecta ya ha hecho metástasis. En este caso las opciones curativas son escasas. Por eso es importante acudir al médico tan pronto se observan los primeros síntomas.

Las metástasis de un tumor primario de vejiga suelen ir prioritariamente a los huesos, el hígado y los pulmones. En este punto es cuando el tratamiento se convierte paliativo.

Impacto psicológico del cáncer de vejiga

Si le han diagnosticado un tumor o un cáncer puede tener reacciones como incredulidad, miedo, ansiedad, tristeza, depresión, rabia, etc. Es normal responder de esta manera, ya que se trata de una enfermedad grave y esta reacción es una forma de adaptarse y encajar la noticia. También puede necesitar tiempo para aprender a hacer frente al tratamiento y a sus consecuencias, al impacto que tiene la enfermedad en el entorno social y familiar, y en el cambio en el autoconcepto que implica. Es bueno que se dé permiso a usted mismo/a para llorar, entristecerse o enfadarse. Incluso ante algunos consejos del entorno sobre «ser fuerte» o «ser optimista porque todo irá bien«. La familia de la persona afectada también sufre, y necesita los mismos cuidados.

Si le han hecho una cistectomía radical (extirpación de la vejiga) le cambiará la vía de evacuación de la orina. A través de un orificio la orina se recogerá en una bolsa, que hay que ir vaciando periódicamente. Hace falta tiempo para acostumbrarse, y puede tener un cierto miedo a que la bolsa se abra y haya un escape. Algunos pacientes también temen que los demás noten que lleva la bolsa bajo la ropa. Hay que decir que las bolsas son muy seguras y están diseñadas para permitir una vida relativamente normal. Podrá llevar ropa tanto ancha como estrecha, hacer actividad física, ir a la playa, etc. El personal de enfermería se encarga de explicarle cómo se cambia la bolsa.

A veces también hay que hacer frente a miradas curiosas, preguntas indiscretas o que sólo pretenden satisfacer una curiosidad morbosa. Es usted quien decide qué cuenta y a quien se lo cuenta, y está en su derecho de dar la información que quiera a quién quiera.

Otra de las consecuencias, si también le han tenido que hacer una prostatectomía (extirpación de la próstata) es la posible disfunción eréctil. En este caso hay que replantear la visión que se tiene de la sexualidad y aprender a desligar el sexo de la erección. La sexualidad incluye muchos elementos por los que no es necesaria una erección, como los besos, las caricias, los juegos… Cualquier práctica que permita obtener placer físico puede ser sexual por sí misma. Es muy importante la comunicación con la pareja, y confiar en un profesional de la sexología si se cree conveniente.

Si el cáncer avanza y los médicos ven que la curación no es posible, no significa que ya no haya nada que hacer. Se le puede acompañar a usted y su familia e intentar destinar el tiempo restante a hacer las cosas que quiera hacer: cerrar temas económicos o familiares, visitar lugares o personas, dejar un legado por los hijos o los nietos, etc. Muchos pacientes quedan más tranquilos si hacen un trabajo de repaso vital para concluir que su vida ha tenido sentido. También se puede preparar el duelo a nivel personal o familiar.

El tratamiento paliativo se orienta a controlar los síntomas físicos y psicológicos (dolor, angustia, etc) y a garantizar que la intervención terapéutica se hace preservando la comunicación entre profesionales, paciente y familia. Se quiere mantener la dignidad de la persona a la hora de tomar decisiones. Se trata de una intervención multidisciplinar en la que intervienen profesionales que trabajan coordinadamente: médicos, enfermeras, psicólogos, trabajadores sociales, etc.

Avances médicos y científicos

Jason Shivers – Pixabay

En los últimos años se empieza aplicar una nueva forma de tratamiento en algunos tipos de cáncer, incluyendo el de vejiga: la inmunoterapia. La inmunoterapia consiste en introducir en el tumor una bacteria atenuada, de modo que no pueda causar daños, pero que estimula y activa el sistema inmunitario para que luche contra el tumor.

Con el cáncer de vejiga se ha probado, por ejemplo, el bacilo de Calmette-Guérin (conocido como la vacuna contra la tuberculosis). Se aplica localmente en donde se localiza el tumor, provocando una respuesta masiva del sistema inmunitario. Éste lucha contra el bacilo, porque lo identifica como un agente externo, y acaba destruyendo las células tumorales. Es un tratamiento que se suma al resto de estrategias terapéuticas.

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Esta información se ha elaborado con fuentes obtenidas de la Sociedad Española de Oncología Médica, Asociación Española Contra el Cáncer, National Cancer Institute, International Agency for Research on Cancer, y aportaciones propias de la experiencia profesional en Psicooncologia.

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