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Todos los órganos de nuestro cuerpo están formados por células. Las células se dividen y se renuevan de manera regular a lo largo de nuestra vida. Pero algunas de ellas pueden sufrir una serie de mutaciones que hacen que dejen de funcionar normalmente. Cuando ocurre esto en las células del esófago, el órgano que transporta la comida hacia el estómago, hablamos de cáncer de esófago.

El esófago es un tubo de unos 25 centímetros, que conecta la parte media del cuello con el estómago. Está rodeado por una doble capa muscular que empuja los alimentos hacia el estómago, para digerirlos. El punto de unión entre el esófago y el estómago es una válvula llamada cardias, que impide que la comida del estómago vuelva a subir hacia arriba; a veces esta válvula falla y provoca el reflujo gastroesofágico, que se suele acompañar de acidez.

La información de esta página NO sustituye la que pueda dar un médico. Está pensada para responder las preguntas más habituales de los pacientes de cáncer de esófago y sus familiares.

Cáncer de esófago - Psicología en Cáncer
Natural Herbs Clinic – Pixabay

Tipos de cáncer de esófago

Los cánceres de esófago se clasifican de la siguiente manera:

  • Adenocarcinoma: Es el tipo más frecuente y se produce en la parte más baja del tubo (donde se junta con el estómago). Su incidencia está aumentando, posiblemente asociada con el reflujo gastroesofágico.
  • Carcinoma epidermoide o escamoso: Poco frecuente, y afectando, sobre todo, la superfície exterior de la parte más alta del esófago.
  • Otras formas malignas: El leiomiosarcoma afecta al músculo del esófago. Es un tumor muy infrecuente. «Maligno» significa que tiende a crecer y a extenderse por otras partes del cuerpo si no se trata eficazmente.
  • Otras formas benignas: Papiloma escamoso y adenoma esofágico. «Benigno» significa que se puede controlar fácilmente con el tratamiento. Estrictamente los tumores benignos no son «cáncer», a pesar de que utilizamos esta palabra para referirnos a ellos.

Estadísticas del cáncer de esófago

En el año 2012 el cáncer de esófago fué el octavo más frecuente en todo el mundo, con 455.784 casos (fuente: IARC). En el estado español, en 2015, según una estimación, fueron 2.358 casos (el 84% hombres y el 16% mujeres. Fuente: SEOM). El diagnóstico es más frecüente entre los 55 y los 70 años y raramente aparece antes de los 40. Las regiones del mundo donde hay más personas con cáncer de esófago son Asia y África central y del sur.

El dato de supervivencia más utilizado es la supervivencia a 5 años (el porcentaje de personas que siguen vivas 5 años después del diagnóstico). Como en otras enfermedades oncológicas, depende del estadio en el que se encuentra el cáncer cuando se diagnostica. En un tumor localizado (que sólo afecta al esófago) la supervivencia a 5 años es del 43%; si están afectados órganos de alrededor es del 23%. Y si se detecta cuando ya ha hecho metástasis la supervivencia a 5 años baja hasta el 5%. De todos modos estamos hablando de datos estadísticos para grandes grupos: no son un pronóstico para ningún paciente concreto.

Prevención del cáncer esofágico

El cáncer de esófago tiene una serie de factores de riesgo: situaciones que hacen que aumente la probabilidad de tener la enfermedad. Estos factores son diferentes para el adenocarcinoma y para al carcinoma epidermoide.

Para el adenocarcinoma los factores de riesgo son los siguientes:

  • Tabaquismo
  • Infección con Helycobacter pilori, una bacteria que también afecta al estómago
  • Reflujo gastroesofágico: retorno de la comida del estómago al esófago por un mal funcionamiento del cardias (la válvula que separa ambos órganos)
  • Factores dietéticos: consumo de alimentos conservados, como el pescado ahumado y seco, o una dieta pobra en vitaminas
  • Obesidad

Los factores de riesgo para el carcinoma epidermoide son:

Factores de riesgo del cáncer de esófago
Svetlozar Hristov – Pixabay
  • Consumo de tabaco y alcohol (sobre todo cuando se combinan entre ellos)
  • Factores dietéticos: consumo de alimentos conservados como los pescados ahumados y secos, o una dieta pobre en vitaminas
  • Esófago de Barrett: Una enfermedad que se produce cuando el ácido del estómago sube hacia el esófago. La pared del esófago sufre quemaduras y crea una capa de células similares a las del estómago. Posteriormente, sobre esta capa, se puede formarse un tumor.
  • Acalasia: Enfermedad por la que el esófago no puede hacer los movimientos necesarios para hacer bajar el alimento hacia el estómago.
  • Síndrome de Plummer-Vinson: Aparecen unas membranas en el interior del esófago que dificultan tragar la comida. Esta enfermedad está relacionada con la anemia; al tratar esta anemia las membranas suelen desaparecer.
  • Ingesta de lejía: Algunos niños, accidentalmente, pueden beber lejía si no está guardada en un lugar donde no tengan acceso. Las quemaduras que produce se relacionan con el cáncer de esófago, incluso décadas después de la ingesta.
  • Ingesta de bebidas muy calientes (a más de 60ºC). Se puede producir con té, café, agua o sopas. No tiene que ver con el producto, sino con la alta temperatura que produce quemaduras en el esófago.

Síntomas del cáncer de esófago

El cáncer de esófago puede no manifestar síntomas en estadios iniciales, por lo que, cuando se detecta, es porque se están explorando otras enfermedades, o porque ya está avanzado. Por lo tanto los síntomas descritos aquí también pueden deberse a enfermedades más benignas y leves. Al avanzar la enfermedad, algunos de los síntomas que aparecen son:

  • Disfagia: Dificultad para tragar la comida, o sensación de que queda atrapada en medio del cuello. Primero aparece para los alimentos sólidos y, después, también para los líquidos.
  • Pérdida de peso, ya que la dificultad de tragar la comida hace que la persona no se alimente correctamente. También se puede perder el apetito.
  • Dolor detrás del esternón (el hueso plano, central, del pecho). Este síntoma es frecuente en otras enfermedades, como el reflujo gastroesofágico.
  • Síntomas respiratorios como tos, ronquera o hipo.

Todos estos síntomas pueden estar causados por muchas enfermedades que no son un tumor. Si se presenta alguno, es importante ir al médico inmediatamente: El médico es el único profesional que puede saber si un síntoma está provocado por un cáncer o no.

Diagnóstico del cáncer de esófago

No existen programas de detección precoz que permitan diagnosticar el cáncer de esófago en los primeros estadios en población sana. En personas que tienen alguna enfermedad de riesgo, como el Esófago de Barrett, se puede ir haciendo un seguimiento mediante endoscopias, para detectar a tiempo un posible tumor.

Cuando hay síntomas que hacen pensar en un cáncer los médicos hacen estas pruebas:

  • Exploración: Historia clínica de los hábitos del paciente (incluyendo los nutricionales) y examen físico completo.
  • Análisis de sangre: Permite ver el funcionamiento general del cuerpo, sobre todo del hígado y los riñones. No es una prueba dolorosa, más allá del pinchazo con la aguja.
  • Tránsito esofago-gastro-duodenal: El paciente se toma una papilla que hace de contraste. Después, a través de radiografías, este contraste permite ver el contorno del tubo digestivo desde el esófago hasta el duodeno (la primera parte del intestino delgado). Esta prueba no es dolorosa, pero la papilla del contraste puede tener un sabor desagradable.
  • Endoscopia: Se introduce un tubo con una luz y una cámara por la boca hasta el esófago, para ver su interior. En caso de que se detecte un tumor, se extrae una muestra para hacer una biopsia. La prueba no es dolorosa, pero puede resultar molesta porque introducir el tubo por la boca a veces produce náuseas. De todas formas, previamente se administra un anestésico en forma de spray bucal para reducir la sensibilidad. El paciente debe haber estado unas horas sin comida, pero no necesita ingresar en el hospital.
  • Ecografia endoscópica o transesofágica: Es como una endoscopia que incorpora un transmisor de ultrasonidos. Ayuda a saber la extensión del posible tumor, tanto a nivel local como regional, y permite obtener una muestra para hacer la biopsia.
  • Biopsia: Si durante la endoscopia se observa una masa tumoral, se extrae una pequeña muestra con unas pinzas. Entonces se analiza en el laboratorio para conocer el tipo de células que componen el tumor.
  • Escáner o TAC: El TAC (Tomografía Axial Computerizada) son una serie de radiografías que, cuando se juntan, permiten ver varios órganos con mucha precisión. Ayuda a ver si el cáncer se ha extendido a órganos de alrededor, como el hígado. El paciente se pone en una camilla que pasa por debajo de un círculo metálico que da vueltas y hace las radiografías. La prueba no es dolorosa porque funciona igual que los Rayos X, pero requiere estar completamente quieto mientras se hace.
  • PET: La PET (Tomografía por Emisión de Positrones) permite ver la actividad del cáncer en tiempo real, tanto del tumor primario como de las posibles metástasis. Se inyecta glucosa modificada al paciente, y los tumores la toman como alimento. Entonces, a través de una pantalla, se ven las regiones del cuerpo que están «utilizando» más glucosa, que corresponden a los tumores.
  • Broncoscopia: Con un endoscopio se estudian los canales pulmonares por donde pasa el aire que respiramos. Cuando hay sospechas de tumor en la parte alta del esófago es interesante averiguar si el sistema respiratorio está afectado.

Estadíos del cáncer esofágico

Elías Alarcón – Pixabay

En el momento del diagnóstico se clasifica el tumor por su gravedad. Esta clasificación determina el tratamiento a seguir. El cáncer de esófago se puede clasificar según su grado o según su estadio.

Según el grado de diferenciación de las células (hasta qué punto las células del tumor se parecen a las sanas) los tumores en el esófago pueden ser, de menor a mayor gravedad:

  • GX (Grado de diferenciación desconocido): No se ha podido determinar
  • G1 (bien diferenciadas): Las células tumorales se parecen mucho a las sanas
  • G2 (moderadamente diferenciadas): Las células tumorales se parecen medianamente a las sanas
  • G3 (poco diferenciadas): Las células tumorales son muy diferentes a las sanas

Y según el estadío, la extensión de la enfermedad también puede tener diferentes niveles. Su descripción varía un poco en función de si se trata de un adenocarcinoma o de un carcinoma epidermoide pero, de manera general, son estos:

  • Estadío 0: Carcinoma in situ. El tumor está muy localizado en la superfície interior del esófago.
  • Estadío I: Tumor con células bien diferenciadas, sin infiltración en los ganglios linfáticos ni metástasis, y que no traspasa la capa adventícia (la más externa).
  • Estadío II: Hay un máximo de dos ganglios de la misma región afectados, o el tumor llega a la capa adventícia.
  • Estadío III: El tumor afecta de lleno la capa adventícia y varios ganglios linfáticos de la región.
  • Estadío IV: Tumor extendido a distancia, en forma de metástasis.

Tratamiento del cáncer de esófago

Como en otros tipos de cáncer, el tratamiento del tumor esofágico dependerá del grado de extensión, de la malignidad, del estado general de salud, etc. Las técnicas más usadas son la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia. Estas opciones se suelen combinar entre ellas de manera que, más que un tratamiento, se sigue una estrategia terapéutica.

Antes de empezar el paciente firma un documento llamado consentimiento informado. Allí se explica en qué consiste el tratamiento, qué profesional lo hará, y qué riesgos y efectos secundarios puede tener. Con la firma el paciente reconoce que ha sido informado y que acepta el procedimiento. Es el momento de hacer al médico las preguntas necesarias (como cuánto dura la recuperación, o si debe dejar de tomarse algún medicamento habitual). Aunque parezcan preguntas poco importantes -que no lo son-, el profesional de la salud las responderá.

Las siguientes son las opciones terapéuticas más habituales para cada estadio del cáncer esofágico. Al final de esta sección hay una explicación más detallada del funcionamiento de la quimioterapia y de la radioterapia, así como de sus efectos secundarios.

Tratamiento del cáncer de esófago en Estadío 0

Para los pocos casos en que se detecta un tumor en el esófago en Estadío 0 el tratamiento de elección es la cirugía sola. Se extirpa el tumor y un margen de seguridad y, a menudo, no hay que hacer nada más. A veces se puede hacer una resección endoscópica: se quita el tumor con un tubo que se introduce en la boca (con el paciente anestesiado), de modo que no se deja cicatriz visible en el cuello. Así también se reduce el riesgo de complicaciones y el tiempo de estancia en el hospital. El objetivo del tratamiento en el Estadío 0 es la cura de la enfermedad.

Tratamiento del cáncer de esófago en Estadío I

La cirugía en el cáncer de esófago
Fernando Zhiminaicela – Pixabay

El objetivo de este tratamiento es la curación de la enfermedad. La opción preferente es la cirugía sola. Se extirpa el tumor y un margen de seguridad y, a menudo, no hay que hacer nada más. Pero es poco habitual detectar un tumor en el esófago en un estadío tan inicial.

Las personas que no pueden someterse a la cirugía (porque su tumor afecta a otros órganos, o porque tienen más enfermedades que desaconsejan operar) se opta por la quimioterapia, con o sin radioterapia. Cuando, además, el paciente tiene disfagia (dificultad para tragar), se puede instalar una prótesis esofágica, o una gastrostomía de alimentación: a través de un orificio en la barriga se coloca un tubo que conecta el estómago con el exterior, para hacer llegar los alimentos directamente al estómago.

Tratamiento del cáncer de esófago en Estadío II

Este tratamiento también tiene intención curativa. Puede consistir en quimioterapia (con o sin radioterapia añadida) neoadyuvante: es decir, antes de la cirugía (que, en cualquier caso, será necesaria). Algunos estudios han demostrado que esta combinación mejora la supervivencia. Raramente se hace quimioterapia y/o radioterapia después de la cirugía: sólo en algunas personas con adenocarcinoma de la parte más baja del esófago (la más cercana al estómago) que, a criterio del médico, las puede ayudar a curarse.

Algunos de los productos empleados en la quimioterapia para el cáncer de esófago son el cisplatino, el carboplatino y el 5-fluoruracilo.

Las personas que no pueden someterse a la cirugía (porque su tumor afecta a otros órganos, o porque tienen más enfermedades que desaconsejan operar) se opta por la quimioterapia, con o sin radioterapia. Cuando, además, el paciente tiene disfagia (dificultad para tragar), se puede instalar una prótesis esofágica, o una gastrostomía de alimentación: a través de un orificio en la barriga se coloca un tubo que conecta el estómago con el exterior, para hacer llegar los alimentos directamente al estómago.

Tratamiento del cáncer de esófago en Estadío III

Este tratamiento también tiene intención curativa. Puede consistir en quimioterapia (con o sin radioterapia añadida) neoadyuvante: es decir, antes de la cirugía (que, en cualquier caso, será necesaria). Algunos estudios han demostrado que esta combinación mejora la supervivencia. Raramente se hace quimioterapia y/o radioterapia después de la cirugía: sólo en algunas personas con adenocarcinoma de la parte más baja del esófago (la más cercana al estómago) que, a criterio del médico, las puede ayudar a curarse.

Algunos de los productos empleados en la quimioterapia para el cáncer de esófago son el cisplatino, el carboplatino y el 5-fluoruracilo.

Las personas que no pueden someterse a la cirugía (porque su tumor afecta a otros órganos, o porque tienen más enfermedades que desaconsejan operar) se opta por la quimioterapia, con o sin radioterapia. Cuando, además, el paciente tiene disfagia (dificultad para tragar), se puede instalar una prótesis esofágica, o una gastrostomía de alimentación: a través de un orificio en la barriga se coloca un tubo que conecta el estómago con el exterior, para hacer llegar los alimentos directamente al estómago.

Tratamiento del cáncer de esófago en Estadi IV

El objetivo de este tratamiento es paliativo: se considera que la enfermedad no se puede curar y se opta por controlar los síntomas y mantener la calidad de vida tanto como sea posible. Las opciones terapéuticas incluyen una combinación de quimioterapia y radioterapia seguida de cirugía, así como quimioterapia o radioterapia solas, o bien braquiterapia. En la próxima sección se explica en qué consiste este tratamiento.

Los síntomas más habituales que conviene controlar son la disfagia (dificultad de tragar la comida y la bebida), y el dolor, tanto el provocado por el tumor primario del esófago, como el que puedan causar las posibles metástasis.

Radioterapia

Radioterapia para el tumor de esófago
Michal Jarmoluk – Pixabay

La radioterapia se hace con una máquina llamada acelerador lineal, que envía rayos X con mucha potencia y precisión hacia el tumor para destruir sus células: La radiación altera el ADN de las células tumorales de manera suficientemente importante como para acabar con ellas. Puede tener una finalidad curativa o paliativa (de control de los síntomas).

Antes de empezar el tratamiento se hace una planificación. El especialista (oncólogo radioterapeuta) calcula la dosis total de radiación que hará falta en todo el tratamiento, y la divide por el número de sesiones. También puede marcar con un rotulador permanente la parte del cuerpo a irradiar: así, aunque el tratamiento no lo haga cada día el mismo médico, cualquier profesional sabe qué debe hacer con cada paciente.

La radioterapia es un tratamiento local y muy preciso: se selecciona la parte del cuerpo a irradiar y, las zonas de alrededor, reciben una radiación mínima. El tratamiento puede necesitar muchas sesiones (5 días a la semana durante varias semanas), lo que significa hacer muchos desplazamientos al hospital. Pero cada sesión dura sólo unos minutos. Además, es indolora para el paciente. Es posible que haya que adoptar una postura un poco incómoda para asegurar que los rayos X van donde deben. A veces también se inmoviliza la cabeza del paciente para evitar que se mueva durante el procedimiento.

Los efectos secundarios de la radioterapia son: quemaduras locales en la piel de la zona irradiada, fatiga, náuseas y vómitos. El médico suele administrar medicamentos para evitar el vómito y puede recomendar productos de aplicación local para los otros síntomas. Cabe recordar que el paciente NO emite radiación tras recibir el tratamiento, por lo que no hay ningún problema en estar cerca de otras personas, incluyendo los niños.

La braquiterapia es un tipo especial de radioterapia. En lugar de hacerse con el acelerador lineal, se hace introduciendo unas bolitas muy pequeñas en la superficie del tumor. Esta proximidad hace que sea muy eficaz y muy preciso para destruir las células tumorales. Además, el tratamiento se hace en una sola sesión que puede durar unas horas. Durante este tiempo el paciente está solo en una habitación especial, sin recibir visitas (dado que, en este caso, sí puede emitir radiación) y, el mismo día, puede volver a casa con este tratamiento terminado.

Quimioterapia

A diferencia de la radioterapia, que es un tratamiento local (sólo afecta a la zona irradiada), la quimioterapia es un tratamiento sistémico. Se administra por vía intravenosa (con una aguja, como cuando nos sacan sangre) o por vía oral (en forma de pastilla). El medicamento pasa a la sangre y se distribuye por todas las células del cuerpo.

Su objetivo puede ser curativo o paliativo, y actúa de maneras diferentes: puede impedir que las células tumorales se reproduzcan, las puede destruir, o puede bloquear la captación de alimento para el tumor deje de crecer.

El tratamiento se divide en ciclos. Un ciclo es el período de tiempo que incluye la administración de una dosis y los días de recuperación posteriores. Las características de este tratamiento varían de una persona a otra: tanto el tiempo que dura la toma de una dosis, como los días de recuperación entre dosis, como la duración total de la terapia.

Hemos dicho que la quimioterapia llega a todas las células del cuerpo (las tumorales y las sanas). Su acción en las células sanas es la que explica los efectos secundarios de la quimioterapia: la caída del cabello, las náuseas y vómitos y la pérdida del apetito. También puede alterar algunos componentes de la sangre. El descenso de glóbulos rojos se relaciona con la anemia y la fatiga; el descenso de glóbulos blancos incrementa el riesgo de infecciones y la bajada de plaquetas facilita las hemorragias y hace que las heridas cuesten de cicatrizar. Estos síntomas no aparecen siempre, ni lo hacen con la misma intensidad, y se pueden controlar con la medicación que receta el médico. Suelen desaparecer entre unos días y unos meses después de terminar el tratamiento.

Cuando toca recibir una dosis de quimioterapia se hace un análisis de sangre para comprobar que el paciente está lo suficientemente bien como para tolerar el tratamiento. Si algún componente de la sangre tiene niveles muy bajos existe la posibilidad de esperar unos días para darle tiempo de recuperarse, o de hacer una transfusión.

La estrategia terapéutica puede incluir la participación en un ensayo clínico. El paciente y el oncólogo pueden decidir, conjuntamente, probar un tratamiento experimental si los datos disponibles sugieren que puede ser beneficioso.

Evolución y pronóstico del tumor esofágico

Pronóstico del cáncer de esófago
Fernando Zhiminacela – Pixabay

El cáncer de esófago puede crecer de tres maneras diferentes:

  • Crecimiento local: El tumor crece dentro del esófago y puede afectar a partes del cuerpo colindantes, como la tráquea o el corazón.
  • Diseminación linfàtica: Los ganglios linfáticos son pequeñas bolsas que recogen la linfa, un líquido que se encuentra entre las células, antes de hacerlo volver a la sangre. Ayudan a defender el cuerpo de microorganismos que pueden provocar enfermedades. El cáncer de esófago puede afectar estos ganglios si algunas de sus células entran en el sistema linfático. Los tumores de la parte alta del esófago afectan a los ganglios linfáticos del cuello, la clavícula (el hueso del hombro) y la región de los pulmones; los tumores de la parte baja del esófago afectan a los ganglios de la región de los pulmones, del estómago y del hígado.
  • Diseminación hematógena: Se produce a través de los vasos sanguíneos, sobre todo hacia el hígado o los pulmones. Es la que provoca las metástasis: algunas células tumorales se desprenden del esófago y viajan por la sangre hasta otro órgano, donde establecen un nuevo tumor.

En cualquier caso, el tumor puede reaparecer en un paciente que se había curado. Por ello se siguen realizando controles, para detectar una recaída e iniciar un nuevo tratamiento. Los primeros años estos controles se hacen cada 3 o 4 meses; posteriormente se espacian más y se hacen anualmente. Las pruebas más habituales son el análisis de sangre, el TAC, la ecografía abdominal y la endoscopia.

Impacto psicológico del cáncer de esófago

Recibir un diagnóstico de cáncer conlleva reacciones personales muy diversas. La mayoría de pacientes lo viven con sensación de amenaza, rabia, tristeza e incertidumbre. Estas reacciones son normales y, con el tiempo, ayudan a encajar la noticia. Se pueden mezclar entre ellas, y combinarse con momentos de esperanzaoptimismo. Es habitual preguntarse «¿Por qué me ha ocurrido a mi?«, pero no hay ningun motivo por el que una persona tiene cáncer y otra no. Ciertamente existen factores de riesgo, a veces asociados al estilo de vida. Pero no podemos saber la causa exacta del cáncer en una persona.

Si te han diagnosticado cáncer de esófago, date permiso a ti mismo/a para enfadarte, para llorar, para tener miedo o para querer estar solo/a cuando el cuerpo de lo pida. Son reacciones totalmente normales.

Para aprender a hacer frente a la enfermedad y el tratamiento se necesita tiempo y apoyo social. Cada persona vive el cáncer a su manera: hay quien lo afronta con optimismo y espíritu de lucha, otros se desesperan, y otros se resignan. Todos estos estilos son igualmente respetables. Es probable que algunas personas del entorno intenten animar con frases como «todo irá bien» o «tienes que ser optimista«, pero sólo la persona afectada sabe realmente lo difícil que es esta situación. Por lo tanto los pacientes se pueden sentir más ayudados si saben que sus personas de referencia están disponibles para hacer lo que sea necesario en cada momento: acompañarlos al hospital, ir a comprar, cuidar de los hijos o los nietos, etc.

Se pueden producir cambios importantes, y a muchos niveles: La autoimagen puede verse afectada por el hecho de saber que se tiene cáncer, algunos tratamientos dejan cicatrices, o provocan aumento de peso o caída del cabello, etc. También cambian las rutinas y los horarios, etc. Habrá que tomar decisiones en algunos aspectos: continuar trabajando o coger la baja, como hablar con los hijos de la enfermedad, etc.

En la relación con la pareja, es muy importante la comprensión y la comunicación. La pareja de la persona con cáncer puede ser de gran ayuda, pero posiblemente necesite saber cómo puede ayudar en cada momento. Los cambios en el cuerpo (como las cicatrices de la cirugia), la fatiga o las alteraciones emocionales pueden afectar a la sexualidad.

Aspectos psicológicos del cáncer avanzado

Impacto psicológico del cáncer de esófago
Max – Pixabay

Más de la mitad de los tumores en el esófago se detectan en un estadio avanzado, cuando la enfermedad ya no se puede curar. Pero esto no significa que no haya nada que hacer. El tratamiento paliativo ayudará a controlar los síntomas como el dolor y la preocupación, y a mantener la calidad de vida tanto como sea posible. También se puede aprovechar el tiempo para estar con las personas queridas, visitar lugares nuevos, aprender cosas, etc.

Aceptar que se acerca el final no es fácil, ni para el paciente ni para su familia. Los síntomas y la percepción que de depender cada vez más de otros provocan preocupación. En este punto una de las cosas que los psicólogos proponemos a los pacientes es hacer un repaso vital: Muchas personas al final de la vida se quedan más tranquilas si concluyen que su vida ha tenido sentido y que han podido dejar cerrados los temas que les preocupaban.

En esta etapa el tratamiento es, por encima de todo, multidisciplinar. El equipo profesional, formado por médicos, enfermer@s, psicólogos y trabajador@s sociales analizan la situación de cada persona y toman decisiones conjuntamente con el paciente y su familia. El objetivo es controlar los síntomas y mantener el confort y la dignidad de cada persona tanto como sea posible.


Esta información se ha elaborado con fuentes obtenidas de la Sociedad Española de Oncología Médica, Asociación Española Contra el Cáncer, National Cancer Institute, International Agency for Research on Cancer, y aportaciones propias de la experiencia profesional en Psicooncologia.

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