Tipos de cáncer de estómago
Todos los órganos de nuestro cuerpo están formados por células. Las células se dividen y se renuevan regularmente a lo largo de nuestra vida. Pero algunas de estas células pueden sufrir una serie de mutaciones que hacen que dejen de funcionar normalmente. Cuando esto ocurre en las células del estómago, hablamos de cáncer de estómago.
Los cánceres de estómago se clasifican de la siguiente manera:
- Adenocarcinoma: Representa el 95% de los tumores en este órgano. Afecta la parte interior, que es la mucosa gástrica. Los otros 3 tipos suman tan solo el 5% de los tumores de estómago.
- Linfoma: Conocido como «linfoma MALT gástrico»; MALT son las siglas en inglés de tejido linfoide asociado a mucosas.
- Sarcoma: Afecta a los músculos del estómago, los que hacen que el estómago se mueva durante la digestión.
- Tumor GIST (del estroma gastrointestinal).
Estadísticas del tumor estomacal

A nivel mundial el de estómago es el quinto tumor más frecuente: en 2012 se diagnosticaron 951.594 casos (fuente: IARC). En el estado español fueron 7.810 casos (el 62% en hombres y el 38% en mujeres). El riesgo de tenerlo aumenta a partir de los 50 años de edad y es máximo entre los 70 y los 80. En países como China o Japón es especialmente frecuente.
La supervivencia depende, sobre todo, del estadio en que se encuentra la enfermedad cuando se diagnostica. El 71% de los pacientes diagnosticados en el estadio IA (el más leve) están vivos al cabo de 5 años; un porcentaje que se reduce cuanto más avanzado está el tumor en el momento de detectarse.
Prevención
El cáncer de estómago tiene una serie de factores de riesgo: situaciones que hacen que aumente la probabilidad de tener la enfermedad. Estos factores de riesgo se relacionan, sobre todo, con los hábitos. Pero esto no quiere decir que quien tenga estos hábitos deba tener cáncer con toda seguridad, ni que la persona que no tenga estos hábitos esté libre de riesgo.
- Factores nutricionales: alimentos salados o ahumados, o con presencia de nitratos que se utilizan para conservarlos. El riesgo también se eleva con una dieta con poca fruta y verdura y con un consumo abundante de alcohol.
- Otros factores de los alimentos: la mala preparación o mala conservación de la comida, o cocinar con agua en mal estado. La bacteria Helycobacter Pylori está presente en el agua contaminada, y también aumenta el riesgo de tener cáncer de estómago. Esta bacteria se trata con unos antibióticos especiales que sólo puede recetar un médico.
- Tabaquismo: Fumar incrementa el riesgo de tener muchos tipos de cáncer, entre ellos, el de estómago.
- Enfermedades previas como la gastritis atrófica, o los pólipos estomacales.
- Factores hereditarios: En casos muy poco frecuentes se sospecha de un factor hereditario, cuando ha habido varios miembros de una misma familia afectados. En este caso se puede participar en el programa de consejo genético para determinar si existe este riesgo y tomar las decisiones adecuadas.
Síntomas del cáncer de estómago
Es probable que el cáncer de estómago no dé ningún síntoma hasta que está avanzado. Y los síntomas que da se pueden confundir fácilmente con los de otras enfermedades, como las indigestiones o las úlceras. Por eso hay que hacer varias pruebas antes de diagnosticar un tumor. Los síntomas más frecuentes son:
- Dolor abdominal, sobre todo en la parte alta del abdomen (debajo del esternón).
- Sensación de plenitud (estar lleno) incluso cuando se ha comido poco.
- Pérdida de peso involuntaria y que no se explica por ninguna otra causa.
- Alteraciones importantes en el ritmo intestinal (ir al baño más a menudo o menos que antes).
- Náuseas y vómitos
- Hemorragias, ya sea con la defecación (las heces pueden salir negras o con un color rojo marcado) o en forma de vómito. La pérdida de sangre a través de las heces puede ser oculta, por lo que sólo se detecta con análisis.
- Si la pérdida de sangre es sostenida puede provocar anemia, que causa fatiga.
- Obstrucción de las válvulas estomacales en función de la zona donde se ubique el tumor. Si afecta a la parte superior del estómago puede obstruir la válvula cardias (la que hace pasar la comida del esófago al estómago) y provocar disfagia o dificultades al tragar. Si se encuentra en la parte inferior puede obstruir la válvula píloro (la que hace pasar la comida del estómago al intestino).
Todos estos síntomas pueden deberse a muchas enfermedades que no son un tumor. Si nota alguno, es muy importante que vaya al médico inmediatamente, antes de dar por hecho que tiene un tumor.
Diagnóstico

No hay técnicas de detección precoz que permitan diagnosticar el cáncer de estómago en sus primeros estadios en población sana. En personas que han tenido alguna enfermedad previa, como una úlcera o pólipos estomacales, se puede hacer un seguimiento mediante endoscopias, para asegurar que no ha aparecido un tumor.
Cuando hay síntomas que hacen pensar en un cáncer se pueden realizar las siguientes pruebas:
- Exploración: El médico hace una historia clínica de los hábitos del paciente y palpa la barriga para buscar posibles masas sospechosas.
- Análisis de sangre: Permite ver el funcionamiento general del cuerpo, sobre todo del hígado y los riñones, y contar los glóbulos blancos, los glóbulos rojos y las plaquetas. También se buscan marcadores tumorales, sustancias que habitualmente están presentes en la sangre pero que cuando una persona tiene cáncer pueden estar elevados. Para el cáncer de estómago esta prueba no es diagnóstica; se realiza durante el tratamiento para comprobar si está siendo efectivo. Los marcadores evaluados son la CEA (antígeno carcinoembrionario), el CA 19-9 y CA 125.
- Endoscopia: Se introduce un tubo con una luz y una cámara por la boca hasta el estómago, para ver su interior. Permite detectar con mucha precisión la presencia de un tumor. La prueba no es dolorosa, pero puede resultar molesta porque introducir el tubo por la boca a veces produce náuseas. De todas formas, antes de hacerse, el médico administra un anestésico en forma de spray bucal para reducir la sensibilidad. El paciente debe haber estado unas horas sin comida, pero no necesita ingresar en el hospital.
- Ecografía endoscópica: Es como una endoscopia, pero incorpora un transmisor de ultrasonidos. Ayuda a detectar tumores más pequeños, o aquellos que no se ven porque se localizan dentro del grueso de la pared del estómago.
- EGD (Estudio esofago-gastro-duodenal): Es un estudio que se hace con rayos X para ver el esófago, el estómago y el duodeno (la primera parte del intestino delgado). El paciente se toma una papilla de bario, una sustancia que hace de contraste: el bario se adhiere a las paredes de estos órganos y permite ver su estructura. Ayuda a detectar tumores si éstos no son demasiado pequeños. No es una prueba dolorosa, porque es como una radiografía, pero muchos pacientes afirman que el bario tiene mal sabor.
- Escáner o TAC: El TAC (Tomografía Axial Computerizada) son una serie de radiografías que, cuando se juntan, permiten ver varios órganos con mucha precisión. Ayuda a ver si el cáncer se ha extendido a órganos de alrededor, como el hígado. El paciente se pone en una camilla que se mueve y pasa por un círculo. Este círculo da vueltas y hace las radiografías. La prueba no es dolorosa, pero requiere estar completamente quieto mientras se hace. Además el paciente debe haber estado en ayunas unas horas, y se toma un contraste que facilita obtener las imágenes.
- PET: La PET (Tomografía por Emisión de Positrones) permite ver la actividad del cáncer a tiempo real. Se inyecta glucosa al paciente, y ésta es captada como alimento por el tumor. El efecto se ve a través de una pantalla.
- Biopsia: Si durante la endoscopia se observa una masa tumoral, el mismo endoscopio incorpora una pinza que permite obtener una pequeña muestra de tejido. Esta se analiza en el laboratorio para conocer algunas características del tumor.
Tratamiento del cáncer de estómago
Como en otros tipos de cáncer, el tratamiento de la persona con tumor estomacal dependerá de la localización de la masa, el grado de malignidad, el estado general de salud, etc. Las técnicas más utilizadas son la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia.
Antes de iniciar cualquier estrategia terapéutica el paciente firma un documento llamado consentimiento informado. Se trata de una hoja donde se explica en qué consiste el tratamiento, quién lo hará, y qué riesgos y efectos secundarios puede tener. Con la firma el paciente reconoce que ha sido informado y que acepta el procedimiento. Es el momento de hacer al médico las preguntas necesarias (como cuánto tiempo se tarda en recuperarse o si debe dejar de tomar algún medicamento habitual), aunque sean preguntas que parecen poco importantes.
Cirugía

La cirugía es el tratamiento de primera opción cuando no hay metástasis a distancia. Esta cirugía puede ser con intención curativa (extirpar el tumor para curar la enfermedad) o con intención paliativa (controlar los síntomas, como el dolor). Cuando la intención es curativa el tipo de cirugía dependerá de la extensión del tumor.
- Gastrectomía parcial: Cuando el tumor está muy localizado se extirpa la parte del estómago afectada y un margen de seguridad, para eliminar células tumorales invisibles. El estómago restante se conecta al esófago (si se ha extirpado la parte superior) o al intestino delgado (si se ha extirpado la parte inferior).
- Gastrectomía total: Si el tumor está más extendido, se suele extirpar todo el estómago. Entonces el esófago se conecta directamente al intestino delgado. Con el tiempo el esófago forma una bolsa, similar al estómago -pero más pequeña- que ayuda a retener la comida.
En ambos casos también se practica una linfadenectomía: se extirpan los ganglios linfáticos locales o regionales para ver si están afectados. Su afectación indicaría que el cáncer se puede haber extendido a otros órganos, o que puede estar a punto de hacerlo. Si algunos de estos órganos tienen células cancerosas el cirujano se plantea sacarlos. Estos incluyen el páncreas o el bazo.
Los efectos secundarios de la cirugía (que sólo aparecen a veces) son el riesgo de infecciones, la fiebre, el dolor abdominal y el sangrado. Estos son efectos a corto plazo: al estar el paciente ingresado, recibirá los cuidados necesarios por parte del personal médico.
A largo plazo se puede notar una pérdida de peso y aparecer el llamado síndrome de dumping. «Dumping», en inglés, significa «vertido». Al no haber estómago -o existir sólo una parte después de la cirugía- la comida pasa rápidamente del esófago al intestino. Se puede producir de forma precoz (pocos minutos después de haber comido), provocando dolor abdominal, náuseas, diarrea, sudoración y taquicardia) o de manera tardía (horas después de haber comido, con los mismos síntomas y con una bajada de azúcar). El síndrome de dumping aparece en un 20-40% de pacientes.
Las recomendaciones tras la cirugía son:
- Comer en poca cantidad, poco a poco, masticando bien y hacerlo 5 o 6 veces al día.
- Descansar unos minutos después de haber comido.
- Evitar los alimentos con azúcares (pasteles, mermeladas, etc).
- Comer cosas que lleven hidratos de carbono, para compensar la pérdida de peso (pan, pasta, arroz).
- Intentar no beber durante las comidas, para evitar la sensación de plenitud.
- Seleccionar los alimentos que se ponen bien y descartar los mal tolerados.
- Tomar complementos de vitamina B12, necesaria para el funcionamiento del sistema nervioso y para la producción de diferentes componentes de la sangre. El estómago era el encargado de facilitar la absorción de esta vitamina pero, como se ha extirpado, ya no puede realizar esta función.
Radioterapia
La radioterapia se hace con una máquina llamada acelerador lineal, que envía rayos X con mucha potencia y precisión hacia el tumor para destruirlo. Complementa la cirugía y su finalidad puede ser curativa o paliativa.
Antes del tratamiento se hace una planificación, con la que se establece la dosis necesaria y la zona a irradiar. De este modo, aunque el tratamiento lo hagan médicos diferentes, saben qué hacer con cada paciente.
La radioterapia es un tratamiento local y muy preciso: las zonas de alrededor reciben una parte muy pequeña de radiación. El tratamiento puede necesitar muchas sesiones (5 días a la semana durante varias semanas), pero cada sesión dura sólo unos minutos. Además, es indolora para el paciente.
Los efectos secundarios de la radioterapia son: quemaduras locales en la piel de la zona irradiada, fatiga, náuseas y vómitos. El médico suele administrar medicamentos para evitar el vómito y puede recomendar productos de aplicación local para los otros síntomas.
Quimioterapia
A diferencia de la radioterapia, que es un tratamiento local (sólo afecta a la zona irradiada), la quimioterapia es un tratamiento sistémico. Su objetivo es destruir las células tumorales, pero como también llega a las sanas, produce notables efectos secundarios. Los repasaremos más adelante.

En algunas ocasiones se administra antes de la cirugía (quimioterapia neoadyuvante), para reducir el tamaño del tumor y facilitar la operación. Esto se hace con tumores en estadios algo avanzados y con afectación de los ganglios comprobada durante el diagnóstico. Independientemente de esto, puede ser necesaria más quimioterapia después de la cirugía.
Cuando se aplica después de la operación se llama quimioterapia adyuvante. Se puede hacer con tumores más iniciales que el anterior, y en diversas condiciones: con o sin ganglios afectados, habiéndose extirpado totalmente el tumor o sólo una parte (no siempre se puede eliminar todo con la cirugía), etc. Además se puede combinar, o no, con radioterapia. El médico es quien determina las condiciones del tratamiento, según las características de la enfermedad y las posibilidades de eficacia.
La quimioterapia se suele administrar por vía intravenosa (con una aguja), aunque algunos productos permiten hacerlo con pastillas por vía oral. El tratamiento se divide en ciclos. Un ciclo es el período de tiempo que abarca la toma de una dosis y los días de recuperación posteriores, que dependerán del medicamento utilizado. Los tratamientos suelen consistir en una combinación de fármacos, que se llama con sus iniciales. Por ejemplo, la combinación de epirubicina, cisplatino y 5-fluoruracilo se llama ECF.
También se utilizan, y cada vez más, las llamadas terapias dirigidas. Son medicamentos que atacan funciones específicas de la célula, para impedir, por ejemplo, que el tumor fabrique sus propios vasos sanguíneos para alimentarse. El trastuzumab actúa contra una proteína (la HER2) que es más activa de lo normal en algunos tumores de estómago. Cuando se toma junto con otros medicamentos, frena el crecimiento del tumor.
Los efectos secundarios de la quimioterapia son la caída del cabello, las náuseas y vómitos y la pérdida del apetito. También hace bajar varios componentes de la sangre. El descenso de glóbulos rojos se relaciona con la anemia y la fatiga; el descenso de glóbulos blancos incrementa el riesgo de infecciones y la bajada de plaquetas facilita las hemorragias y hace que las heridas cuesten de cicatrizar. Estos síntomas no aparecen siempre y se pueden controlar con la medicación que receta el médico. Suelen desaparecer entre unos días y unos meses después de terminar el tratamiento.
Evolución y pronóstico
El cáncer gástrico puede crecer de cuatro maneras diferentes:
- Crecimiento local: El tumor puede crecer hacia el esófago (su parte superior) o hacia el duodeno (en dirección al intestino delgado). También puede atravesar las paredes del estómago e invadir órganos cercanos, como el hígado o el páncreas.
- Diseminación linfática: Los ganglios linfáticos son pequeñas bolsas que recogen desechos que nuestro cuerpo necesita eliminar. El cáncer de estómago puede afectar estos ganglios, empezando por los más próximos y dirigiéndose hacia los más lejanos.
- Diseminación hematógena: Se produce a través de los vasos sanguíneos, hacia el hígado, los huesos o los pulmones. Es la que provoca las metástasis.
- Diseminación peritoneal: El peritoneo es una capa que recubre la cavidad abdominal (donde se alojan órganos internos como los intestinos, el páncreas o la vejiga). Los tumores de los órganos de esta cavidad se pueden extender por el peritoneo, y formar tumores en su superficie.
En cualquier caso, el tumor puede reaparecer en un paciente que se había curado. Por ello se siguen realizando controles, que permiten detectar si vuelve la enfermedad e iniciar un nuevo tratamiento. Las pruebas más habituales en estos controles periódicos son el análisis de sangre, el TAC, la ecografía abdominal y la endoscopia.
Impacto psicológico del cáncer de estómago

El diagnóstico de cáncer conlleva reacciones muy diversas. La mayoría de pacientes lo viven con sensación de amenaza, rabia, tristeza e incertidumbre. Estas reacciones son normales, y aunque no lo parezca, ayudan a encajar la noticia. Es habitual preguntarse «¿Por qué me ha pasado a mí?«, pero no hay ningún motivo por el que una persona tiene cáncer y otra no.
Para aprender a afrontar la enfermedad y el tratamiento se necesita tiempo y apoyo social. Aunque las personas del entorno pueden intentar animar con frases como «Todo irá bien» o «tienes que ser optimista«, sólo la persona afectada sabe lo difícil que es esta situación. Para los demás cuesta mucho de imaginar. La persona con cáncer necesita que los demás estén disponibles para ayudarla: acompañarla al hospital, ir a comprar, cuidar de los hijos o los nietos, etc. También es normal que haya cambios a nivel personal y familiar, nuevas rutinas, etc. Habrá que decidir aspectos como si se debe continuar trabajando o no.
Si la enfermedad avanza y la curación no se ve posible, no significa que ya no haya nada que hacer. Se puede intentar mantener la calidad de vida tanto como sea posible, con la ayuda del tratamiento paliativo. Es importante respetar los deseos del enfermo, y escucharle cuando quiere hablar de temas difíciles. Puede encontrarse la manera de aprovechar el tiempo para estar con las personas queridas, visitar lugares nuevos, aprender, etc. Muchas personas al final de la vida se quedan más tranquilas si concluyen que su vida ha tenido sentido.
En esta etapa el tratamiento multidisciplinar toma más sentido que nunca. El equipo profesional, formado por médicos, enfermeras, psicólogos y trabajadores sociales analizan la situación de cada persona y toman las decisiones junto con el paciente y su familia. El objetivo es controlar los síntomas y mantener el confort y la dignidad tanto como sea posible.
Esta información se ha elaborado con fuentes obtenidas de la Sociedad Española de Oncología Médica, Asociación Española Contra el Cáncer, National Cancer Institute, International Agency for Research on Cancer, y aportaciones propias de la experiencia profesional en Psicooncologia.