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Tipos y estadísticas del cáncer de mama

El cáncer de mama es el tumor que aparece en la mama, el órgano que fabrica la leche para alimentar a los bebés en los meses siguientes a su nacimiento. Pero también es una parte del cuerpo muy importante para la autoimagen, la estética y la feminidad. El cáncer de mama se subdivide en 2 tipos relativamente frecuentes que, a la vez, se pueden separar según el grado de infiltración. Otros tipos son mucho menos habituales:

Cáncer de mama - Psicologúa en Cáncer
Aberrant Realities – Pixabay
  • Carcinoma ductal: Se produce alrededor de los conductos por los que circula la lecha. Según el grado de infiltración (extensión local) se diferencia entre:
    • Carcinoma ductal in situ: Supone cerca del 20% de los nuevos cánceres de mama que se detectan, y tiende a aumentar estos últimos años. Puede afectar a una mama o a ambas. «In situ» significa que el tumor todavía no se ha extendido y, por lo tanto, no puede producir metástasis (aunque esto no descarta que pueda hacerlo más adelante). Es uno de los que tienen mejor pronóstico.
    • Carcinoma ductal infiltrante o invasivo: El tumor se extiende por el tejido de grasa cercano a los conductos de la leche, y puede haberlo hecho también por el sistema linfático o a otras partes del cuerpo. Es el tipo más frecuente, acercándose al 80% de diagnósticos.
  • Carcinoma lobulillar: Afecta a los lóbulos donde se produce la leche. Según el grado de infiltración puede ser:
    • Carcinoma lobulillar in situ: También está localitzado en una zona muy concreta (no se ha extendido). No es especialmente grave, pero pone en alerta por un posible cáncer más invasivo en el futuro. Por eso cuando se detecta se hacen controles exhaustivos una vez al año.
    • Carcinoma lobulillar infiltrante o invasivo: Empieza en las glándulas mamarias y se puede extender a otras partes del cuerpo. Cerca del 10% de los cánceres de mama son de este tipo. Es más difícil de detectar con una mamografía que el carcinoma ductal infiltrante.
  • Carcinoma inflamatorio de mama: Es una inflamación de la mama provocada per la obstrucción de los vasos linfáticos de la piel. El pecho adquiere un color rojo y una sensación de calentamiento. En este caso no hay un tumor en forma de masa que se pueda detectar con una mamografía. Supone menos del 3% de los tumores mamarios.
  • Enfermedad de Paget del pezón: Como indica su nombre, afecta al pezón y la aureola. Es muy poco frecuente (menos del 1% de los cánceres de mama) pero puede ir asociado a un carcinoma ductal. La zona del pezón enrojece, y puede presentarse dolor, escozor y sangrado.

A nivel mundial el cáncer de mama es el más frecuente en mujeres (en todo el mundo se estima que se diagnosticaron 1.671.000 casos en 2012). La supervivencia a 5 años, es decir, la proporción de personas que siguen vivas 5 años después del diagnóstico (valor de referencia para la comunidad científica) es del 85%. Representa aproximadamente el 15% de todos los cánceres de todo el mundo. Habitualmente aparece a partir de los 45-50 años de edad, pero ésta tiende a bajar y actualmente el 10% de los casos se manifiestan en mujeres de menos de 40 años.

Estadísticas del cáncer de mama
Pixabay

Un poco menos del 1% de los diagnósticos de cáncer de mama se producen en varones. Se asocia a una historia familiar de cáncer de mama de tipo hereditario. El diagnóstico y el tratamiento son similares a los que se hacen con las mujeres afectadas.

Por otra parte entre el 5 y el 10% de cánceres de mama son de tipo hereditario: se deben a la presencia de uno o dos genes que se transmiten de generación en generación: el BRCA1 (que predispone al cáncer de mama) y el BRCA2 (que predispone al cáncer de mama y también al cáncer de ovario). Cuando hay historia familiar de cáncer de mama, de forma que éste aparece en mujeres de todas las generaciones y a una edad cada vez más temprana, se puede participar en un consejo genético, en el que se evalúan los riesgos de sufrir la enfermedad y las varias opciones que se pueden seguir: control exhaustivo, mastectomía profiláctica (extirpar los pechos por precaución, planteable en algunos casos) o terapia farmacológica preventiva si se considera que el riesgo se sufrir la enfermedad es alto.

Prevención del cáncer de mama

Cuando hablamos de «prevención» en cáncer hay que tener claro que nos referimos a un concepto estadístico: Una persona en particular no puede asegurar que nunca tendrá cáncer, aunque siga un estilo de vida recomendado. Pero sí que es cierto que a nivel poblacional determinados estilos de vida reducen el riesgo de tener cáncer porque contribuyen a que menos personas desarrollen la enfermedad.

En el caso del cáncer de mama se ha observado que las mujeres que son madres a una edad temprana (antes de los 30 años) y que amamantan a sus hijos de manera natural, dándoles el pecho, tienen un riesgo inferior de desarrollar la enfermedad. De hecho el retraso en la maternidad podría ser una de las causas del aumento del cáncer de mama. Por otro lado, algunos factores que pueden incrementar el riesgo y que se pueden evitar son el consumo importante de alcohol y de grasas animales, el sedentarismo, la obesidad y los tratamientos hormonales substitutivos de la menopausia.

Síntomas de la enfermedad

En sus estadios iniciales el cáncer de mama no suele producir signos o síntomas muy visibles. A menudo es a partir de una autoexploración mamaria o una mamografía de seguimiento que la mujer se encuentra un bulto en el pecho o en la axila, que antes no estaba. A veces también se produce una retracción del pezón (que parece irse hacia adentro), un cambio en la textura de la piel, dolor a la palpación o un aumento del tamaño del pecho afectado.

Si aparece alguno de estos síntomas se debe acudir al médico lo antes posible. De todas formas también pueden deberse a enfermedades benignas (un quiste de grasa, un ganglio inflamado por alguna causa no relacionada con el cáncer, etc. Por eso tener estos síntomas no significa necesariamente que se tenga cáncer.

Diagnóstico del cáncer de mama

El cáncer de mama es una de las enfermedades en las que hay más dedicación en lo que se refiere al diagnóstico precoz. El cribado (en inglés, screening) regular a las mujeres a partir de unos 50 años – dependiendo de la región- NO evita el cáncer, pero puede ayudar a detectarlo a tiempo, cuando todavía está en una fase inicial. El programa de detección precoz se puso en marcha a partir de dos descubrimientos importantes:

  1. Que detectar el cáncer a tiempo hace que la probabilidad de curarlo aumente espectacularmente: actualmente el 85% de mujeres con cáncer de mama se curan gracias al diagnóstico precoz.
  2. Que una mamografía permite detectar bultos o anomalías en el pecho susceptibles de ser un tumor.

Por eso es muy importante que participe de este programa cuando se lo aconseje el médico de cabecera o reciba una carta de aviso. La mamografía es una radiografía del pecho. Puede ser ligeramente dolorosa porque hay que aplicar una cierta presión, atrapando el pecho entre la plataforma y una placa transparente. Pero es una prueba fiable y no invasiva.

Si en una mamografía hay sospecha de la presencia de un tumor lo más probable es que se repita: a veces una masa sospechosa desaparece cuando se vuelve a hacer la prueba, incluso si la repetición se hace pocos minutos después de la primera. En caso de que vuelva a aparecer la masa sospechosa se pueden hacer los siguientes exámenes:

  • Análisis de sangre y de orina: Dan información general del funcionamento del cuerpo y de la presencia de marcadores tumorales: sustancias que a menudo se encuentran de manera normal en el cuerpo, pero que cuando aparecen en una determinada proporción pueden estar indicando que hay un tumor: son, por ejemplo, la CEA (antígeno carcinoembrionario), el CA 15-3 (antígeno carbohidrato) y el CA 27-29.
  • Ecografía: Es una prueba indolora, no invasiva y de resultado inmediato, que permite ver el tamaño y la localización del posible tumor. Ofrece mayor precisión que la mamografía.
  • Resonancia magnética nuclear (RMN): La prueba consiste en inyectar un contraste que permite ver mejor las zonas a observar, y tumbarse en una cama que pasa por un tubo en el que se proyecta un campo magnético. El médico ve qué partes del cuerpo presentan anomalías. La prueba no utiliza radiación, y no resulta dolorosa, pero puede provocar molestias si la persona tiene claustrofobia.
  • Biopsia: Si se confirma la presencia del tumor se hace una biopsia, con la que se obtiene una muestra de células tumorales para establecer de qué tipo se trata.

Tratamiento del tumor de mama

El tratamiento del cáncer puede depender de muchos factores: del momento en que se detecta el tumor, del tipo de enfermedad e incluso de las preferencias de la paciente. El médico le recomendará el tratamiento que cree que puede ser más eficaz y más seguro y, con toda la información disponible, tomará una decisión conjuntamente con usted. Por eso es importante hacer las preguntas necesarias a los profesionales de la salud, aunque parezca que son inadecuadas o poco importantes. La información es necesaria para tomar la decisión correcta.

Tratamiento del cáncer de mama
Fernando Zhiminaicela – Pixabay

A menudo, más que de tratamiento, hablamos de estrategia terapéutica, porque las distintas opciones se pueden combinar entre ellas: la cirugía, la quimioterapia (neoadyuvante: antes de la cirugía, para reducir el tamaño del tumor y hacerlo operable, o después de la cirugía, para eliminar el resto de células tumorales), la radioterapia, etc.

  • Cirurgía: La cirugía es el tratamiento de elección para el cáncer de mama. Esto quiere decir que es el que más probablemente formará parte de la estrategia terapéutica. La cirugía puede consistir en una tumorectomía (extirpación del tumor y de las células de alrededor), una cuadrantectomía (extirpación del cuadrante del pecho donde se localiza el tumor) o una mastectomía (con la que se extirpa la mama entera). La cirugía para el cáncer de mama tiende a ser cada vez más conservadora: intenta eliminar sólo la parte necesaria del pecho y conservar el resto, y complementar la intervención con radioterapia: el tumor puede tener células microscópicas que no se ven durante la intervención, y que también hay que eliminar. También se puede hacer una biopsia del ganglio centinela: Los ganglios son unas pequeñas cavidades del sistema linfático donde se drenan algunos líquidos del cuerpo, y están dispuestos en forma de cadena; los tumores pueden utilizar estos ganglios para esparcirse y crear metástasis. El ganglio centinela (que significa «vigilante») es el primer ganglio de la cadena que recoge líquidos procedentes de la mama, por lo que es el que se verá invadido por las células tumorales en primer lugar. Si al analizar el ganglio centinela el resultado es positivo, hay que recorrer toda la cadena linfática para ver hasta dónde han llegado las células tumorales y eliminar los ganglios; si el resultado es negativo significa que el tumor no ha comenzado a esparcirse. Tras la intervención quirúrgica hay que prestar atención a la posibilidad de que se produzca un linfedema (acumulación de líquidos en el brazo del lado de la operación, que no pueden ser recogidos adecuadamente porque se ha extirpado la cadena linfática), problemas de movilidad del brazo (dificultad para levantarse por encima de un ángulo determinado, o con dolor cuando se intenta) y a las consecuencias psicológicas que supone haber perdido un pecho.
  • Quimioterapia: La quimioterapia consiste en el uso de medicamentos que impiden la reproducción de las céulas, afectando en mayor medida a las células tumorales, y en menor medida a las sanas. El tratamiento suele ser ambulatorio (en el hospital de día, sin tener que ingresar si no hay complicaciones) y se recibe a intervalos más o menos regulares, según el tipo de tumor. Para el cáncer de mama se utilizan, en las fases iniciales, unos productos llamados antraciclinas y ciclofosfamida y, si el tumor está más avanzado, cisplatino o carboplatino. La infusión -el proceso de inyectar los fármacos- puede durar unas horas, y los efectos secundarios tardan 2 o 3 días en aparecer. Para evitar pinchar repetidamente una vena se suele llevar un catéter -que no provoca molestias- de manera permanente, unido a una vena de gran calibre. Los efectos secundarios más destacados de estos medicamentos (que NO aparecen siempre) son los vómitos, la fatiga, la anemia y la caída del cabello. Los vómitos se pueden tratar de manera preventiva o cuando ya han empezado y, afortunadamente, cada vez hay medicamentos más potentes para controlarlos. El médico le puede recomendar algunos de eficaces. Antes de cada ciclo de quimioterapia le harán un análisis de sangre, porque si hay déficit de algunos componentes como las plaquetas o los lecuocitos, habrá que esperar unos días.
  • Radioterapia: La radioterapia es un tratamiento local: sólo afecta a las células que se irradían. Si también hay que hacer quimioterapia, la radioterapia se hace después: ambos tratamientos no coinciden en el tiempo. Las sesiones de radioterapia duran muy poco (entre quitarse la ropa, colocarse en la posición, hacer el tratamiento y vestirse) pasan unos 15 minutos, pero la irradiación propiamente no llega a un minuto. Se hace en varios días, habitualmente 5 días a la semana durante algunas semanas. La paciente puede hacer vida normal mientras dura la radioterapia. Previamente se hace una simulación, para marcar las zonas a irradiar y la amplitud de la zona que recibirá los rayos: los radiólogos pueden no ser los mismos cada día, y unas marcas que se pintan sobre la piel les ayudan a conocer las caracteristicas del tratamiento, que es personalizado. Entre los efectos secundarios de la radioterapia está la fatiga, las manchas en la piel parecidas a las quemaduras solares -que desaparecen unos meses después del tratamiento-, el linfedema (como el que puede aparecer tras la cirugía) y la depilación de la axila del lado del pecho irradiado. Para contra-restar estos síntomas, el médico puede indicar algunos productos: es importante consultar con él antes de utilizar cremas de uso habitual. También conviene proteger esta zona del sol, ya que la piel irradiada se vuelve más sensible.
  • Hormonoterapia: Algunas mujeres siguen un tratamiento farmacológico de inhibición hormonal una vez que el tratamiento principal se da por finalizado, para evitar una posible recaída del cáncer. Si todavía no ha llegado la menopausia y se han encontrado receptores hormonales positivos se administra Tamoxifen (una pastilla) durante unos cuantos años; si es después de la menopausia se emplean otros medicamentos como el Anastrozol o el Exemestano. Los efectos secundarios de estos tratamientos son parecidos a los de la menopausia.

Tratamiento de este cáncer durante el embarazo

Fernando Zhiminacela – Pixabay
  • Cirugía: Se hace una mastectomía radical, dado que la cirugía parcial requiere complementarse con radioterapia, y ésta está contraindicada en mujeres embarazadas. No hay un peligro grave para el feto relacionado con la anestesia.
  • Quimioterapia: Está contraindicada durante el primer trimestre de gestación, con lo que conviene esperar a haber superado este plazo. Posteriormente no hay riesgos graves de malformaciones, pero tampoco se puede descartar un aborto.
  • Radioterapia: Como decimos está contraindicada, por lo que no se contempla como opción.

Evolución y pronóstico

Si la enfermedad se detecta a tiempo, el 85-90% de les mujeres afectadas se curan. A partir de entonces habrá que hacer controles de seguimiento, para comprobar que el tumor no reaparece,  y el tratamiento hormonal descrito si se precisa. Si la enfermedad regresa, se puede repetir el tratamiento de la primera vez, pero deberá ser más agresivo, con lo que sus efectos adversos también serán más intensos.

Los tumores que evolucionan pueden hacer metástasis: alguna célula tumoral se puede desprender, viajar por el torrente sanguíneo e ir a otra parte del cuerpo dando lugar a otro tumor. Generalmente lo hacen en el hígado, en el cerebro, en los pulmones o en los huesos. Un equipo multidisciplinar, formado por profesionales de diferentes campos de la salud, diseñará la estrategia terapéutica más adecuada.

Impacto psicológico del cáncer de mama

Si le han diagnosticado un tumor o un cáncer puede reaccionar con incredulidad, miedo, ansiedad, tristeza, depresión, rabia, etc. Es normal responder de esta manera, ya que se trata de una enfermedad grave y ésta reacción es la manera de adaptarse y de encajar la noticia. Puede necesitar tiempo para aprender a afrontar el tratamiento y a sus consecuencias, el impacto de la enfermedad en el entorno social y familiar, y el cambio en el autoconcepto que implica.

Es bueno que se dé permiso a usted misma para llorar, estar triste o enfadarse, incluso ante algunos consejos del entorno sobre «ser fuerte» o «ser optimista porque todo irá bién«. Igualmente pueden aparecer preocupaciones sobre los hijos o la pareja. Su familia también sufrirá, y necesitará las mismas atenciones.

A diferencia de otros tumores, el de mama tiene efectos más visibles, sobre todo después de la cirugía. Si ha tenido que someterse a una mastectomia puede tener la sensación de «haber perdido una parte de usted misma», como dicen algunas mujeres, ya que el pecho juega un papel muy importante en la identidad individual y en la feminidad de una mujer. Es posible que se sienta menos atractiva o con menos autoestima. Puede pasar un tiempo antes de atreverse a mirarse al espejo o a exponerse desnuda delante de su pareja.

Normalmente la pareja está muy dispuesta a ayudar. Puede desorientarse un poco o reaccionar de manera inesperada porque no sabe cómo hacerlo, y puede tener miedo a tratar ciertos temas. Que usted le diga abiertamente qué necesita, ayudará a su pareja a hacerse cargo de la situación.

Impacto emocional del cáncer de mama - Psicología en Cáncer
Alisa Dyson – Pixabay

Es muy importante el apoyo social, tanto de los amigos como de la familia, y que éstas personas estén atentas a sus necesidades en cada momento: unas necesidades que pueden ser cambiantes. Un día puede querer que la acompañen al médico, o que cuiden de los hijos o los nietos mientras usted está fuera. En otros momentos quizás quiera que la dejen sola. Tómese la libertad de pedirlo cuando lo necesite. No significa que rechace la compañía de los demás; es que estar un rato a solas es la mejor ayuda que puede tener en este momento.

A veces también hay que hacer frente a miradas curiosas, preguntas indiscretas o que sólo pretenden satisfacer una curiosidad morbosa. Es usted quien decide qué explica y a quién, y tiene derecho a dar la información que quiera a quien quiera.

La vida sexual también se ve afectada, porque muchas mujeres con cáncer de mama rechazan el contacto físico. El sexo no debe convertirse en otra preocupación; más bien debería ser una manera de que usted y su pareja se ayuden mútuamente cuando ambos lo quieran. Es fundamental la comunicación sincera, y confiar en un profesional de la sexología si se cree conveniente.

Si el cáncer avanza y los médicos ven que la curación no es posible, no significa que ya no haya nada que hacer. Se la podrá acompañar a usted y a su familia e intentar destinar el tiempo restante a hacer aquellas cosas que quiera: cerrar temas económicos o familiares, visitar lugares o personas, dejar un legado para los hijos o nietos, etc. Muchas personas se quedan más tranquilas si han podido hacer un trabajo de repaso vital que les permita concluír que su vida ha tenido un sentido. También se puede preparar el duelo a nivel personal o familiar.

El tratamiento paliativo se orienta a controlar los síntomas físicos y psicológicos (dolor, angustia, etc) y a garantizar que la intervención terapéutica se hace preservando la comunicación entre profesionales, paciente y familia, y garantizando la dignidad de la persona a la hora de tomar decisiones. Se trata de una intervención multidisciplinar con profesionales que trabajan coordinadamente: médicos, infermeras, psicólogos, trabajadores sociales, etc.

El cáncer de mama es el que tiene más atención social y mediática, debido a la presión de las mujeres para aumentar su conocimiento e investigación. Se han creado muchos grupos de ayuda mútua y colectivos de mujeres afectadas que la pueden ayudar. Una cosa tant sencilla como intercambiar experiencias puede ser más útil de lo que parece para no sentirse sola al pasar por esta situación. También puede contar con la ayuda de profesionales de la Psicología si lo necesita.


Esta información se ha elaborado con fuentes obtenidas de la Sociedad Española de Oncología Médica, Asociación Española Contra el Cáncer, National Cancer Institute, International Agency for Research on Cancer, y aportaciones propias de la experiencia profesional en Psicooncologia.

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