El paciente con cáncer al final de la vida
Llega la Navidad, pero no estamos todos
Despedir a un familiar
Hace un par de semanas estuve en una funeraria para despedir a un familiar. Hablando con los allegados más próximos de la persona que había fallecido, con los que estuve un buen rato, me dijeron “tenemos que irnos de aquí a las nueve, porque cierran“.
Me quedé muy sorprendido, y recordé otra vez que estuve allí mismo, unos años atrás -esta vez, por una familiar mía próxima- en que la funeraria parecía “conducir” a la familia en el acompañamiento al fallecido: como si hubieran olvidado que es la familia, y no la funeraria, la que está despidiendo a un ser querido.
Esperanza de curarse
La esperanza de curarse es uno de los sentimientos que más aparecen en muchas personas que tienen cáncer, una vez han superado el impacto del diagnóstico y han empezado el tratamiento. Aunque parezca extraño, esta esperanza no sustituye la desesperanza propia del proceso, sino que se añade a ella. De hecho es habitual que se mezclen sentimientos y emociones que de entrada parecen contradictorios.
La esperanza, en una definición a grandes rasgos, es la percepción de que las cosas irán bien en el futuro en relación a un aspecto determinado, independientemente de como vayan en el presente. Pero la esperanza es un arma de doble filo: puede hacer bien o hacer mal según como y cuando se aplique.