La cirugía oncológica es el tratamiento de elección para la mayoría de personas con cáncer, independientemente de que se complemente con quimioterapia y/o radioterapia. El paciente puede vivir el paso por el quirófano con estrés y ansiedad, por miedo al procedimiento y por la trascendencia de la operación. Este artículo ayuda a prepararse para los diferentes momentos de la cirugía oncológica: antes, durante y después de la intervención.
El uso de la cirugía oncológica
Excepto para las enfermedades oncológicas no sólidas (como las leucemias o el mieloma múltiple) la cirugía es el tratamiento más utilizado en la estrategia terapéutica del cáncer. Se combina con otros, como la quimioterapia y/o la radioterapia, que se pueden administrar antes, durante o después de la cirugía. Cuando se hace antes se llaman neoadyuvantes y ayudan a reducir el tamaño del tumor para hacerlo más fácilmente operable. Durante la cirugía son coadyuvantes y complementan la operación. Si se hacen después se llaman adyuvantes y eliminan las células tumorales que no se han podido extirpar con la cirugía.
La cirugía fue el primer tratamiento contra el cáncer, como consta en algunos documentos fechados en el año 1600 aC. A mediados del s. XIX apareció la anestesia y se hizo la primera extirpación completa de un tumor. Pero el cáncer aún no tenía perspectivas de curarse. Fue con la introducción de la higiene sistematizada (tanto para los cirujanos como para los quirófanos) que aumentó la supervivencia de las personas con cáncer operadas. En los últimos años se ha ganado en precisión y conservación, haciendo cirugías cada vez menos invasivas.
Actualmente la cirugía oncológica puede tener distintos objetivos:
- Preventiva: En algunas mujeres con riesgo genético de cáncer de mama se pueden extirpar los pechos para evitar que aparezca el tumor.
- Diagnóstica: Cuando no se puede diagnosticar el cáncer con técnicas de imagen.
- Clasificadora: Para determinar en qué estadio (grado de extensión) se encuentra la enfermedad.
- Curativa o radical: Para extirpar el tumor y, por seguridad, un margen de células sanas de su alrededor.
- De rescate y comprovación: Cuando reaparece un tumor tras unos años sin enfermedad.
- Citorreductora: Para reducir el tamaño del tumor y paliar los síntomas que provoca.
- Reconstructora: Por ejemplo, al poner una prótesis tras la mastectomía.
Pero a pesar de la mejoras técnicas y de los resultados, la mayoría de personas viven la cirugía con ansiedad. Es normal. Lo vemos como una situación de vulnerabilidad (no sabemos qué nos harán), tenemos miedo de los efectos de la cirugía y ponemos mucha esperanza en esta intervención. Por eso conviene estar preparado/a y, para ello, la información es la mejor herramienta.
Antes de la operación
Consentimiento informado
El consentimiento informado es un documento que el paciente lee y firma para aceptar la operación. Contiene toda la información sobre el ingreso, la anestesia, la intervención y sus objetivos, el tiempo previsto de recuperación y los posibles riesgos asociados. El mismo documento recoge que el paciente ha recibido todas las explicaciones necesarias y ha podido formular sus preguntas. También deja claro que este consentimiento se puede revocar, es decir, que el paciente puede echarse atrás después de haberlo aceptado.
Cualquier duda se puede resolver con el/la médico. Aunque parezca que «es una tontería» o que «el médico no tiene tiempo para esto«. La información ayuda a eliminar miedos infundados y da una cierta sensación de control.
La sensación de control es una de las cosas que más contribuyen a calmar la ansiedad.
Estudio preoperatorio
El estudio preoperatorio sirve para comprobar si el paciente está físicamente preparado para someterse a la anestesia y la cirugía. De manera general se hacen tres pruebas, aunque se pueden hacer algunas más según el tipo de cáncer.
- Análisis de sangre: El análisis de sangre evalúa la cantidad de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. También estudia el funcionamiento del hígado y de los riñones. La analítica se hace extrayendo una muestra de sangre de una vena del brazo, por lo que puede ser ligeramente dolorosa.
- Radiografía de tórax: Ayuda a ver si hay alguna infección respiratoria leve (resfriado) o más grave (neumonía). Las personas con infecciones, incluso si son muy leves, no se pueden operar.
- Electrocardiograma: Se estudia el funcionamiento del corazón para observar si hay algún riesgo para la anestesia o la cirugía. Consiste en poner unos electrodos en el pecho y al lado de las costillas. No es una prueba dolorosa.
La preparación y el ingreso
La preparación necesaria para la cirugía oncológica dependerá de la intervención que se tenga que hacer. No es lo mismo una operación con anestesia loco-regional (por ejemplo, epidural) que una con anestesia general. Es muy importante seguir las recomendaciones médicas en cuanto a higiene (lavarse con un jabón especial antes de la operación), dieta (permanecer unas horas en ayunas) y otros aspectos.
Se puede preparar previamente la bolsa para llevarse al hopital. También se pueden dejar ligadas cosas prácticas como el cuidado de los hijos, etc. Para reducir la ansiedad en este momento puede ir bien hacer unas respiraciones profundas y lentas, cogiendo y expulsando el aire por la nariz y concentrándose en esta sensación (cómo el aire entra frío y sale caliente). También se pueden hacer ejercicios de relajación.
Al ir al hospital conviene quitarse pendientes y pircings, anillos, etc, e ir sin maquillaje. Los cambios en el color de la piel pueden indicar cosas a los cirujanos durante la operación, y el maquillaje podría confundirlos.
Antes de entrar en el quirófano el paciente pasará por la habitación, donde podrá dejar las cosas y descansar. Es posible que le den algún calmante o que le tomen la presión y la temperatura.
Durante la cirugía
A la hora de la intervención vendrán a buscar en el paciente a la habitación y lo conducirán al quirófano. Los familiares no podrán estar, pero lo pueden acompañar hasta la entrada de la llamada área quirúrgica.
Dentro del quirófano habrá uno/a o más cirujanos/as, enfermeros/as y el/la anestesiólogo. Los profesionales son conscientes de la ansiedad que tienen muchas personas en este momento. Por eso harán lo posible para reducirla. La anestesia se puede poner con máscara, por vía intravenosa, o de ambas maneras. El paciente quedará dormido -si es anestesia general- y, cuando se despierte, no habrá tenido dolor ni recorarà qué ha ocurrido.
Después de la cirugía
Reanimación post-operatoria
La anestesia es suficiente, en intensidad y en duración, para que el paciente no tenga dolor durante la cirugía. Tras la operación pasa a una sala de reanimación, donde se va despertando. Es normal que lleve un aparato en el brazo que mide la presión muy a menudo. Paralelamente el equipo médico habla con la familia para explicarle el resultado de la cirugía oncológica. Cuando el paciente esté despierto podrá volver a la habitación.
Recuperación en el hospital
El/la paciente deberá estar hopitalizado/a el tiempo necesario. Uno de los objetivos terapéuticos del post-operatorio es que la hospitalización dure el menor tiempo posible. Por eso los profesionales trabajan para acortarlo tanto como pueden, sin comprometer la seguridad. Durante este tiempo, salvo excepciones, el paciente podrá recibir visitas.
Es posible que se tengan que hacer curas a las heridas y cicatrices, y que se pida al paciente que se levante, o que se estire. Además de la recuperación también se intenta prevenir las infecciones. El médico recetará calmantes para el dolor, que es un síntoma normal tras la cirugía. De nuevo es importante seguir las indicaciones de médicos y enfermeros/as.
Recuperación en casa
El tiempo de recuperación en casa tras la cirugía oncológica es lo que llamamos convalecencia. El personal sanitario habrá dado una serie de recomendaciones en cuanto a dieta, actividad física y visitas de seguimiento. Seguirlas estrictamente contribuye a la recuperación. También suelen recetar calmantes por si fueran necesarios.
Si aparece cualquier síntoma, sobre todo fiebre, un sangrado poco habitual o un dolor repentino, es importante ir a Urgencias. Aparte de esto tendrá un teléfono donde poder consultar al personal médico. Por lo demás hay que tener en cuenta que la recuperación es un proceso lento y progresivo. El paciente puede necesitar otras personas para algunas funciones básicas, como caminar o lavarse. Suele ser una situación de dependencia provisional.
A partir de aquí conviene prestar atención a la posible continuación del tratamiento, con quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia, o una combinación de estas.
¿Y a ti, te han operado por un cáncer? Tienen que operarte? Explícalo en un comentario. Y si crees que este artículo puede ser útil para alguien que conoces, compártelo!
Muy buen artículo. Tengo ileostomia. Hace tres años. Es molesto llevar la bolsita. Pero en fin , lo importante es seguir viviendo. Gracias. Saludos
Hola Luisa, gracias por su comentario. ¿Se va acostumbrando a ella? Al principio se hace algo extraño, también porque estamos muy pendientes de la bolsa. Pero con el tiempo es habitual normalizarla.