Skip to content

Una de las primeras preguntas que nos hacemos cuando nos diagnostican cáncer es «¿Por qué a mi?» Con esta pregunta buscamos una explicación a un cambio drástico que llega a nuestra vida y que nos parece incomprensible. Pero esta pregunta no siempre tiene respuesta: No podemos determinar la causa del cáncer en una persona, aunque conozcamos algunos factores de riesgo.

¿Por qué a mi? - Psicología en Cáncer
Klaus Hausmann – Pixabay

¿Por qué a mi?

Recibir un diagnóstico de cáncer supone un choque. No nos lo creemos. Tenemos la sensación de que esto le está sucediendo a otra persona. El motivo por el que, inicialmente, no nos lo creemos es porque inconscientemente necesitamos darnos tiempo a nosotros mismos para asumir la noticia. El cáncer se asocia a un pronóstico que a veces es desfavorable, a un tratamiento duro y a unos efectos secundarios importantes. Por eso necesitamos nuestro tiempo para hacernos a la idea.

Ante esta incredulidad pedimos una explicación. Dar un motivo a algo que ha pasado ayuda a entenderlo y aceptarlo. Ocurre algo similar con los accidentes de tráfico: Atribuir la culpa a uno mismo o a otra persona, por algo que ha hecho -o que no ha hecho- proporciona una razón plausible que explica el accidente.

Pero la pregunta «¿Por qué a mi?» no tiene una respuesta fácil. No tenemos manera de saber qué ha hecho que una persona tuviera cáncer, porque lo más probable es que se trate de una acumulación de factores. Dicho de otro modo, no podemos atribuir el cáncer que tiene una persona a ninguna de sus acciones en particular.

Los factores de riesgo como dato poblacional

Los factores de riesgo son situaciones que hacen aumentar la probabilidad de tener cáncer. Algunos de ellos están bien establecidos; otros sólo moderadamente y algunos sólo son sospechosos de estar relacionados con el cáncer. Para elaborar estas listas hay consenso en basarse en la clasificación de la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC). Cada elemento del ambiente que se ha investigado como cancerígeno va en uno de estos 5 grupos:

  • Grupo 1: Carcinogénicos en humanos. El ejemplo más claro es el del tabaco para el cáncer de pulmón, o la carne procesada consumida en exceso para el cáncer de colon.
  • Grupo 2A: Probablemente carcinogénicos en humanos. Por ejemplo el glifosato (pesticida) para la leucemia y el linfoma. O la carne roja para el cáncer de colon.
  • Grupo 2B: Posiblemente carcinogénicos en humanos. Como la mayoría de tipos de Papilomavirus para el cáncer de cuello de útero, o el pescado conservado en sal para el cancer de estómago.
  • Grupo 3: No clasificables en su potencial carcinogénico en humanos. Por ejemplo, la exposición profesional a algunos explosivos como el TNT, o el contacto con el mercurio.
  • Grupo 4: Probablemente no carcinogénicos en humanos. Como el caprolactam, que se utiliza en la fabricación de cuerdas para instrumentos musicales o para los cepillos de dientes.
¿Por qué a mi? Tener cáncer no es culpa tuya, aunque los factores de riesgo sean conocidos.
Vinotecarium – Pixabay

Todos los factores de riesgo conocidos los encontraréis aquí. Esta clasificación no les ordena por el riesgo más o menos elevado de que provoquen cáncer, sino por la seguridad con la que los atribuimos el riesgo. Es decir, que la carne procesada esté en el Grupo 1 no significa que pueda provocar más cáncer que el glifosato que está en el Grupo 2A. Significa que damos más confianza a las pruebas científicas de su relación con el cáncer.

Pero todos estos factores de riesgo se han estudiado a nivel poblacional. Se sabe que su reducción en grandes grupos de personas provoca un descenso en el número de tumores asociados. Pero esta conclusión no se puede trasladar a cada persona. Si se pudiera, sería más fácil responder a la pregunta «¿Por qué a mi?«.

Por ejemplo: sabemos que 8 de cada 9 casos de cáncer de pulmón se deben al hecho de fumar, o de respirar humo de otra persona. Sabemos que en los países donde se fuma más hay más cáncer de pulmón. Y sabemos que dejar de fumar reduce el riesgo de tener cáncer. Pero cogiendo una persona con cáncer de pulmón no tenemos manera de saber si su cáncer se debe al hecho de fumar o a otra causa.

También te puede interesar leer El cáncer depende de la mala suerte: una conclusión errónea.

Cómo empieza un tumor

Nuestro cuerpo está formado por células. Dentro de estas células tenemos el ADN o material genético, que viene a ser el manual de instrucciones. Por ejemplo, determina de qué color debemos tener los ojos, o que no debe haber pelo en las palmas de las manos. Todas las células del cuerpo tienen el mismo código genético, pero este es diferente de una persona a otra.

Las células viven entre unas horas y unas semanas, y se dividen para sustituir las que mueren. Cuando una célula se divide hace una copia de su material genético y la pasa a su «hermana». Pero esta copia puede ser defectuosa y contener errores, dando lugar a una mutación. Un gen mutado es un gen que se ha copiado mal, o ha cambiado de lugar. Como cada día se hacen muchas divisiones de células en nuestro cuerpo, cada día aparecen mutaciones.

Normalmente el sistema inmunitario (las defensas) detecta la mayoría de células con mutación y las elimina. Pero algunas de estas consiguen burlar el sistema inmunitario y adquieren dos propiedades: por un lado se dividen más deprisa de lo normal (y cuando lo hacen, transmiten la mutación). Por el otro, se hacen inmortales. Por eso se dividen tanto que se empiezan a acumular y forman un tumor.

Con el tiempo pueden aprender a alimentarse e, incluso, a construir sus propios vasos sanguíneos para robar el alimento que el cuerpo necesita (vascularización). Y se pueden desprender del tumor para ir a otro lugar y formar una metástasis. Todo ello depende de varias causas que actúan a la vez, y que son diferentes en cada caso.

Cómo manejar la situación

Por qué tengo cáncer
Alexandr Ivanov – Pixabay

Es normal preguntarse «¿Por qué a mi?«, pero es una pregunta que no tiene una respuesta clara. Algunas cosas que te pueden ayudar en este momento son estas:

  • Apúntate en una libreta las preguntas que tengas, para hacerlas al médico en la próxima visita.
  • Date permiso a ti mismo/a para enfadarte, llorar, reír, sentirte fuerte o sentirte débil cuando el cuerpo te lo pida. Son reacciones normales.
  • Pide ayuda a las personas de alrededor cuando lo necesites. Si quieres estar un rato solo/a, pídelo. No quiere decir que rechaces la compañía de los demás; quiere decir que en este momento es lo que necesitas.
  • Puedes vivir la enfermedad como quieras. Con optimismo y ganas de luchar, en secreto, dejándolo todo en manos del médico, viviendo día a día y viendo qué pasa … No hay una manera más correcta que otra.
  • Pide ayuda profesional si piensas que te puede ir bien.

¿Te ha gustado este artículo? Compártelo con amigos y conocidos! Y si quieres dejar alguna pregunta o comentario te responderé personalmente.

Comments (0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Volver arriba
Buscar