El uso del humor en cáncer levanta controversia. Por un lado puede ayudar a una persona, o a su entorno, a rebajar la tensión que provoca el hecho de saber que tiene cáncer. Por el otro puede resultar ofensivo si no es aceptado por el paciente o si toca ciertos aspectos de su vida o de su enfermedad. En general puede ser una buena herramienta si se utiliza de manera adecuada y aceptada. Hablamos del uso del humor relacionado con el cáncer.

Cuando se puede usar el humor en cáncer
Utilizar el humor en cáncer puede ser controvertido. Cada persona vive la enfermedad a su manera y puede utilizar el humor con fines diferentes. El humor en cáncer es más adecuado en unos momentos que en otros, y siempre con «permiso» de la persona tiene la enfermedad. Porque lo que es divertido para alguien puede resultar ofensivo para otro/a.
En el momento del diagnóstico algunos pacientes pueden reaccionar con humor. Es una manera de darse tiempo mientras se hacen cargo del diagnóstico y de los cambios que conllevará en su vida. Un mecanismo de defensa en términos psicoanalíticos. Evidentemente esta respuesta sorprende al entorno, que esperaría cualquier reacción menos el humor. Por lo tanto hay que aclarar que la expresión de humor, en este caso, no significa que la persona se esté divirtiendo. Habitualmente cuando el paciente toma conciencia de la situación deja de utilizar el humor, o lo hace de manera más racional.
En otros momentos de la enfermedad lo más recomendable es introducir algún elemento de humor, con cautela. Si el paciente no responde o responde negativamente, conviene abandonar otros intentos. Si el paciente responde bien o es él quien inicia el humor, se puede continuar. Desde la pespectiva del paciente, el humor en cáncer puede ser una herramienta útil, como explicaremos a continuación.
Para qué sirve y para qué no sirve el humor cuando se tiene cáncer
Estudios que han puesto a prueba los efectos del humor en cáncer han obtenido resultados sorprendentes. El humor tiene un efecto positivo en el sistema inmune y levanta el umbral del dolor. Esto significa que es necesario que un estímulo sea más intenso para que se perciba como doloroso. También se ha comprobado que eleva la actividad de las células natural killer, un tipo de linfocitos especializados en la destrucción de células tumorales. Aparte de eso, amortigua el estrés y mejora el estado de ánimo.
El inconveniente del humor es que pueda resultar inadecuado para las personas, para el momento o para la situación. Esto también es válido cuando hablamos del humor en cáncer. Por ejemplo, puede ser mal encajado por el paciente si piensa que se están riendo de algo que le preocupa, o que se burlan de su miedo o su estigma. Conviene que perciba que él/ella es parte de la situación, en lugar de pensar que se están riendo de él/ella.

Cuando son los pacientes quienes lo utilizan suele ser bien aceptado. Algunas personas con la enfermedad notan un cierto distanciamiento de su entorno social, probablemente porque no saben qué decir. El humor es una buena manera de reducir estas distancias: tendremos menos miedo de decir algo inadecuado si vemos que la persona con cáncer se ríe de ella misma.
El humor en cáncer también ayuda a discutir temas difíciles y resolver situaciones incómodas. Incluso entre el paciente y los profesionales sanitarios: los pacientes agradecen que el médico salga unos minutos de la medicina más estricta. Además contribuye a rebajar la tensión cuando se deben hacer exploraciones y pruebas médicas que afectan a la intimidad. Una paciente, por ejemplo, decía que cuando entraba en la sala de radioterapia se imaginaba que era abducida por una nave extra-terrestre para hacer pruebas con ella.
También se puede utilizar para el efecto contrario: para limitar la comunicación. A veces el humor permite evadir respuestas que no se quieren dar en ese momento (por ejemplo, ante la curiosidad morbosa). O se puede responder un comentario desafortunado haciendo un chiste.
Utilizar el humor con pacients en la fase de final de vida
Como anécdota personal, un paciente, a pocos días de su muerte, me dijo:
«Cuando me muera, quiero que de mi cuerpo hagan supositorios. Así sabré que, incluso muero, sigo dando por el culo».
Con esta frase, después de media hora hablando de la muerte, pensé que el señor todavía no era consciente de su situación. Pero sí lo era. Utilizaba el humor para quitar hierro. Debió de notar que yo estaba en prácticas …
Y es que el humor también se puede utilizar con pacientes en el tramo de final de vida. En un estudio realizado con pacientes con enfermedad avanzada, el 64% de ellos dijeron que el humor les había ayudado a cambiar la manera de ver algo que, de otro modo, habría sido fuente de preocupación. Y el 85% dijeron que el humor les había infundido esperanza. Esto es de gran ayuda ante la incertidumbre que se experimenta en esta fase de la enfermedad.
Pero el humor también tiene limitaciones: Es importante dejar claro que NO cura. El optimismo ayuda a afrontar el tratamiento y seguir las instrucciones médicas, lo que contribuiría a la eficacia de la terapia. Pero el humor y el optimismo, por sí solos, no son un tratamiento eficaz para el cáncer.
En resumen: Una vez comprobado que una persona con cáncer acepta el humor, lo podemos utilizar. Siempre con precaución y asegurando que no resulta ofensivo ni inapropiado.
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El problema es que yo soy siempre desatinado. No puedo estar pensando a cada rato qué decir, quéno decir. No tengo asertividad. Me estresa estar pensando a cada rato cada frase.
Es cierto que la risoterapia tiene enormes beneficios, pero debe de haber una buena disposición por parte del paciente para aceptarlo.
De ahí la importancia de contar con un psicólogo especializado que sepa cómo tratar a cada paciente para ayudarle mientras dure su enfermedad.
Aprovecho para compartir mi última publicación de divulgación científica sobre esta temática, un ebook titulado: Presentación del Ebook PsicoOncología: ayuda psicológica para el cáncer
https://juanmoisesdelaserna.es/ebooks-gratuios-de-psicologia-y-neurociencias/psicooncologia-ayuda-psicologica-para-pacientes-con-cancer-ebook
Muchas gracias, Juan Moisés de la Serna! Efectivamente, es cada paciente el que decide hasta que punto acepta el humor. Sobre todo en un tema como el cáncer, que se vive de forma muy personal. Que no se va como algo ofensivo: es importante que la persona con cáncer vea que forma parte de la situación, es decir, que no es que se rían de él, sino que se ríen junto a él de algo que está ocurriendo 🙂