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Existe la creencia popular de que el optimismo cura el cáncer. Que las personas que afrontan la enfermedad «de manera positiva» la superan. A pesar de todo, no diponemos de estudios que permitan hacer esta afirmación. Sabemos que el optimismo puede beneficiar a la adherencia terapéutica, pero decir que el optimismo cura el cáncer cuando no se ha demostrado puede poner el paciente en un compromiso.

¿El optimismo cura el cáncer? - Psicología en Cáncer
PiRO – Pixabay

La creencia social sobre el optimismo y la curación del cáncer

Que el optimismo cura el cáncer es una creencia muy extendida. Es razonable utilizarla para reducir el miedo ante esta enfermedad: pensar que nos podemos curar siendo optimistas nos hace aumentar la sensación de control. Es decir, el cáncer resulta menos amenazante si creemos que tenemos la clave para curarnos.

Esta creencia va ligada a otro mito muy arraigado: el que dice que el cáncer es consecuencia de un trauma emocional. Uno de los problemas de estas creencias es la facilidad con la que se extienden. Cuando pensamos que una afirmación es plausible y encaja en nuestro sistema de creencias, le damos validez. Y cuando aparece una teoría que dice lo contrario se produce un fenómeno de polarización: cada vez nos identificamos más con la defensa de lo que pensamos y con la confrontación con lo contrario. 

Fijémonos con lo que ocurrió con este tuit, publicado por el pediatra Alberto García Salido, sobre si el optimismo cura el cáncer. Y, sobre todo, atención a las respuestas que recibió (algunas de ellas, especialmente agresivas):

¿Qué dice la ciencia sobre este tema?

La ciencia ha intentado (e intenta) responder a la pregunta de si el optimismo cura el cáncer. La propia naturaleza del método científico hace que la cuestión nunca se de por cerrada: la revisión es constante y, siendo científicos, no podemos descartar que, más adelante, los resultados sean otros. Pero por ahora no hay aval científico que permita afirmar que el optimismo cura el cáncer.

De todos modos, quienes lo defienden, ¿en qué se basan?

El neuroendocrinólogo Deepak Chopra dice que ha conocido a varios enfermos de cáncer que se han recuperado, cosa que demuestra que la mente puede ir más allá y cambiar los esquemas fundamentales que diseñan el cuerpo. Pero no explica cómo analiza el optimismo (o sea, qué medida utiliza para saber si alguien es optimista o no) ni cómo concluye que la causa de la curación es el optimismo y no ninguna otra.

David Spain, jefe de traumatología y cirugía de cuidados intensivos de la Escuela Médica de la Universidad de Stanford dice que las personas tienen un Factor X en su personalidad, que no se puede medir, pero que cura. De nuevo, a partir de algunos casos que ha visto.

Lo que dice la ciencia sobre hasta qué punto el optimismo cura el cáncer no está muy claro. Algunos trabajos afirman que protege la buena calidad de vida. Pero una revisión de estudios sí concluyó que el optimismo beneficia a la adherencia terapéutica: el grado en el que un paciente «cumple» las instrucciones del médico en relación al tratamiento. Y el tratamiento seguido de forma más fiel sí que podría explicar que aumente la probabilidad de curarse.

En resumen: ¿El optimismo cura el cáncer? Directamente, no. Indirectamente, puede contribuir si ponemos la adherencia terapéutica como mediadora: Ser optimista incrementa la adherencia terapéutica y, posteriormente, esta hace aumentar la probabilidad de curarse. 
Aunque a día de hoy esto sólo es una hipótesis

Los riesgos de afirmar que el optimismo cura el cáncer

No hay pruebas que demuestren que el optimismo cura el cáncer
Niek Verlaan – Pixabay

El principal inconveniente de decir que el optimismo cura el cáncer es que no tenemos pruebas de ello. Desde el punto de vista de un profesional de la salud hacer esta afirmación crea un problema de ética. En primer lugar, porque el paciente podría tener en cuenta esta información falsa para tomar decisionesPues me curaré con optimismo. No quiero más quimioterapia«). Y en segundo lugar, porque le estamos haciendo una promesa que no podremos cumplir. ¿Quién está en condiciones de asegurar a alguien con cáncer que se curará si es optimista?

Otro problema es que estamos traspasando a esta persona la responsabilidad de curarse. Y el optimismo es una disposición que, parcialmente, depende de la personalidad. No funciona por recomendación. No podemos esperar que una persona sea optimista sólo porque le hemos dicho que debe serlo. Por lo tanto si le decimos que no se curará porque no es optimista, podría vivirlo con un sentimiento de culpabilidad

En tercer lugar, estamos quitando a esta persona el derecho a manejar la enfermedad a su manera. No dejaré de insistir en que es normal reaccionar al cáncer con miedo, con rabia o con tristeza. También con optimismo, naturalmente. Cada paciente debe poder tener la libertad de vivir su enfermedad como quiera, o como sepa. No es obligatorio ser positivo cuando se tiene cáncer. 

Por todo ello conviene tener en cuenta que al decir a alguien que el optimismo cura el cáncer no le estamos ayudando. Aunque sea con la mejor intención, o porque lo creemos a pies juntillas. Evidentemente podemos fomentar un espíritu positivo y animar al paciente a centrarse en determinadas cosas, pero siempre de la manera adecuada. 


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