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La lista de beneficios del ejercicio físico es muy larga, tanto si se tienen enfermedades crónicas como si no. Pero además del ejercicio físico en cáncer ayuda a reducir la fatiga y mantener la movilidad, facilita el descanso, tonifica los músculos, fortalece los huesos, amortigua los efectos del estrés sobre la salud y contribuye a mejorar el estado de ánimo. Por lo tanto, con un control médico y un programa adaptado a cada persona, se convierte en un tratamiento más.

Ejercicio físico en cáncer - Psicología en Cáncer
Mabel Amber – Pixabay

Los beneficios del ejercicio físico

La lista de beneficios del ejercicio físico es muy larga. Ya la vimos en un artículo anterior. Pero podemos recordar los más importantes, que son válidos tanto para personas con cáncer como para personas sin la enfermedad.

  • A nivel médico la práctica de ejercicio ayuda a mantener el peso a raya, mantiene la salud cardiovascular, reduce el riesgo de tener enfermedades como la diabetes, aumenta la masa muscular, fortalece los huesos y reduce el impacto del estrés sobre el cuerpo.
  • A nivel psicológico facilita el descanso, aumenta la autoestima y reduce los síntomas de ansiedad, depresión y estrés.
  • A nivel social fortalece las relaciones con los demás, contribuye a aumentar la confianza y enseña el trabajo cooperativo y la resolución de conflictos.

«Un agente con cualidades reductoras de grasas, anti-hipertensivas, inotrópicas positivas, cronotrópicas negativas, vasodilatadoras, diuréticas, anorexígenas, reductoras del peso, catárticas, hipoglucémicas, tranquilitzantes, hipnóticas y antidepresivas».
Definición de «actividad física» de William Roberts (editor jefe de The American Journal of Cardiology).

Con fondo gris está la definición de actividad física de William Roberts. Explicamos sus conceptos menos conocidos: inotrópico positivo significa que hace latir el corazón con más fuerza (aporta más sangre y oxígeno al cuerpo). Cronotrópica negativo es que baja el ritmo cardíaco. Vasodilatador significa que abre los vasos sanguíneos. Diurético es que facilita la eliminación de líquidos a través de la orina. Anorexígeno es que quita el hambre (sólo con ejercicio especialmente intenso y durante mucho tiempo). Catártico es que tiene una ligera función laxante. Hipoglucémico es que reduce el nivel de azúcar en la sangre.

Los beneficios del ejercicio físico en cáncer

Los beneficios del ejercicio físico en cáncer
Gesina – Pixabay

El ejercicio físico en cáncer mantiene todos estos beneficios y añade otros. Son importantes en la medida en que ayudan al cuerpo a adaptarse al tratamiento y a sus efectos secundarios. Tengamos en cuenta que el tratamiento suele ser largo y, por tanto, la opción de «dejo pasar unos días y después todo volverá a la normalidad» no es válida. Se puede volver a la normalidad después del cáncer, pero pasará un tiempo hasta conseguirlo.

Un beneficio muy destacado del ejercicio físico en cáncer es la reducción de la fatiga. Aunque parezca contradictorio un programa de ejercicio físico más o menos regular y con unos objetivos determinados aumenta la energía física general. Y esto ocurre porque el corazón bombea de manera más eficiente y la sangre circula mejor. Por lo tanto el organismo no tiene que hacer tanto esfuerzo para mantener los niveles de oxígeno y nutrientes.

El ejercicio físico en cáncer también es útil para frenar los problemas de movilidad. A veces el tratamiento puede deteriorar las articulaciones, o la cirugía por cáncer de mama puede afectar la movilidad del brazo de la banda que se ha intervenido. Mover las extremidades hasta donde se pueda ayuda a mantener, al menos parcialmente, la movilidad.

Psicológicamente las ventajas también son notables: Ante el cambio en la autoimagen y el autoconcepto, el ejercicio físico en cáncer ayuda a mejorar la autoestima. Nos demuestra a nosotros mismos que podemos seguir manteniendo una vida activa.

También lo notamos en el estado de ánimo: la actividad física provoca la liberación de endorfinas, que nos hacen estar mejor. Incluso en momentos de sentirnos abatidos, un ejercicio mínimo como levantarse y caminar un poco por casa nos ayudará a aumentar el bienestar.

Socialmente el ejercicio físico en cáncer es una manera de romper el aislamiento. Nos da la oportunidad de compartir un rato con otras personas. Mientras hacemos una actividad saludable para todos, hablamos de lo que nos preocupa o nos distraemos de las problemáticas diarias.

Las consecuencias del sedentarismo en pacientes oncológicos

Los beneficios de hacer ejercicio físico en cáncer se pueden leer como pérdidas cuando no hacemos esta actividad. A medida que reducimos el movimiento los músculos se deterioran, con lo que cualquier movimiento que hacemos con los músculos implicados todavía nos costará más. Igualmente el corazón tendrá que hacer más esfuerzo para hacer llegar la sangre a todas las células y esto le obligará a incrementar el ritmo. Por lo tanto la fatiga también se hará más notable. Nos cansaremos pronto incluso cuando hagamos actividades poco intensas.

Si estamos siguiendo un tratamiento con quimioterapia necesitamos que el sistema cardiovascular funcione de la mejor manera posible, porque el medicamento debe llegar a todo el cuerpo sin necesitar un esfuerzo extra. Además un buen estado general compensará los efectos secundarios de este tratamiento.

Pero los efectos del sedentarismo también se notarán a nivel psicológico. El terreno que cedamos a la enfermedad en cuanto a reducción de la actividad, la enfermedad se lo tomará. Esto quiere decir que si entramos en un ciclo de inactividad cada vez nos costará más reactivarnos. La movilidad se irá reduciendo y, para algunas actividades básicas de la vida diaria, empezaremos a depender de los demás.

Cómo hacer ejercicio cuando se tiene cáncer

El ejercicio físico es muy recomandable para las personas con cáncer
Pixabay

A la hora de empezar a hacer ejercicio físico en cáncer lo más importante es haber hablado, previamente, con el médico. Por varias razones:

  • Es quien conoce mejor las limitaciones de actividad física según la enfermedad y el tratamiento. Por ejemplo, con un cáncer de pulmón o del aparato musculo-esquelético el ejercicio debería ser bastante moderado.
  • Puede recomendar esperar, comenzar inmediatamente, o hacerlo con más o menos intensidad.
  • Puede plantear un programa específico (por ejemplo, 30 minutos de caminar, 6 días a la semana) y algún tipo de ejercicio concreto, como la natación, la marcha nórdica, etc.

A partir de ahí, todo es empezar. No hay que empezar al 100%: se puede hacer progresivamente. En actividad física, un poco es mejor que nada. Por lo tanto si el primer día en lugar de caminar 30 minutos caminamos 10, ya hemos hecho actividad y notaremos sus beneficios.

Hay pacientes que me han preguntado si es mejor hacerlo fuera en la calle o en un lugar cerrado. Depende del tipo de ejercicio que recomiende el médico y de las preferencias de cada uno. Pero en épocas de temperaturas extremas, como en verano y en invierno, es más cómodo hacerlo en un espacio cerrado. Además en un gimnasio suele haber personal cualificado que nos ayudará si hay cualquier problema.

Un ejemplo de actividad al aire libre es el que lleva a cabo Althaia en Manresa: grupos de marcha nórdica para pacientes que están seguiendo tratamiento para el cáncer.

Aceptar las propias limitaciones

Tampoco es necesario hacer un esfuerzo excesivo. El objetivo del ejercicio físico en cáncer es mantener la salud y la calidad de vida. No es la competición. Cansarnos excesivamente hará que al día siguiente nos cueste más volver a hacerlo. Aparte de que la enfermedad y su tratamiento limitan nuestra capacidad física.

No obstante hay personas con cáncer que destacan por competir en actividades deportivas, como maratones. Es un reto que se puede plantear si hay capacidad física, voluntad y el médico no lo desaconseja.

También debemos hacerlo cuando podamos. Habrá días en que la fatiga será más importante, o no nos sentiremos con bastantes ganas. Podemos darnos permiso para quedarnos en casa cuando el cuerpo nos lo pida. No tiene sentido hacer ejercicio para beneficiarse de ello y que este nos sea perjudicial.

En resumen: El ejercicio físico en cáncer nos ayudará a mantener la calidad de vida y el estado de ánimo. Por ello es recomendable comprometerse dentro de las posibilidades de cada uno. El médico nos puede recomendar un programa de actividad física adaptado. Y lo podemos hacer en compañía para fortalecer, también, nuestra red social.


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