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No hay una regla sobre cómo afrontar el cáncer. La manera de responder ante la enfermedad depende de muchas cosas. Influye la personalidad, el pronóstico clínico, las experiencias vitales previas y el entorno social. Prácticamente todos los estilos se pueden considerar normales. Hay personas que lo comparan con una guerra. Otras se desesperan. Otras aprenden a soportarlo y procuran que les afecte lo mínimo. Yo, como profesional, intento adaptarme al estilo de cada persona.

Cómo afrontar el cáncer - Psicología en Cáncer
Gerd Altmann – Pixabay

Cómo afrontar el cáncer

Las enfermedades oncológicas se pueden abordar de muchas maneras. No hay una guía de cómo afrontar el cáncer. Cada persona lo hace de acuerdo con algunos aspectos:

  • La personalidad: Quien sea más ansioso afrontará el cáncer con más ansiedad. Las personas extrovertidas probablemente hablarán más con el entorno que las introvertidas. Las características de personalidad son relativamente estables y no suelen cambiar a partir del diagnóstico.
  • El pronóstico: Algunos tumores tienen mejor pronóstico que otros. La persona que tenga un cáncer de pulmón es más probable que reaccione con pesimismo que la que tiene un cáncer de próstata.
  • Las experiencias vitales previas: A una mujer a la que ayudé hace unos años le diagnosticaron el mismo tipo de cáncer de mama que a una amiga suya que había fallecido, por culpa del tumor, una semana antes. No hace falta decir el difícil momento que estaba pasando.
  • El entorno social: Tener un entorno de confianza con quien poder contar ayuda a hacer menos difícil cualquier circunstancia negativa. Además, algunos cánceres como el de mama tienen una campaña social que hace que muchas mujeres se sientan mejot acompañadas.

Si nos preguntamos «¿cómo afrontar el càncer?» debemos tener en cuenta que nadie nace enseñado a hacerlo de un modo u otro. La noticia de un diagnóstico de cáncer es inesperada y cada uno reacciona de la manera que le sale.

De entrada ninguna reacción se puede considerar «exagerada». El cáncer es una enfermedad grave y, quien la tiene, la considera una fuente de preocupación. El enfrentamiento es una manera de resituarse y de prepararse para el futuro. Hay que hacer una serie de cambios en la vida para encarar esta nueva etapa.

Diferentes maneras de enfrentarse al cáncer

En 1989 Moorey y Greer propusieron un modelo de cinco tipos de estrategias de afrontamiento del cáncer. Concluyeron que cada uno de estos estilos se asociaba a un pronóstico de la enfermedad, a una reacción emocional, a una manera de entender el diagnóstico y a la percepción de hasta qué punto la propia persona cree que puede cambiar la situación.

Esto es lo que dice la investigación de los autores. A partir de mi experiencia clínica sospecho que esta teoría se queda corta. No llega a reflejar la variedad y la riqueza de las personas. Pero vale la pena estudiarla como punto de partida. Estos son los 5 estilos de afrontamiento propuestos por Moreey y Greer:

Espíritu de lucha: luchar contra el cáncer

La persona tiene muy claro cómo afrontar el cáncer: como un desafío. Compara el tratamiento con una guerra. Incluso puede utilizar terminología militar (el médico es un «aliado», la quimioterapia es «artillería», etc). Piensa que todo depende de él/ella; que la eficacia del tratamiento está en sus manos. Suele ser bastante optimista y se relaciona con un buen pronóstico. Sí, la conclusión de los autores es atrevida: las personas que afrontan el cáncer con un espíritu de lucha tienen una mayor probabilidad de curarse.

Sí puede ser que estas personas se curen más, pero probablemente sea porque están más comprometidos con el tratamiento. Al abrazar el tratamiento como algo positivo, siguen de manera más estricta los consejos del médico (lo que se denomina adherencia terapéutica). Y esto también podría explicar que se curen más. Por otra parte, si el diagnóstico es de un tumor en un estadio inicial, el tratamiento es más eficaz y es más fácil adoptar un espíritu de lucha.

El espíritu de lucha es una manera de afrontar el cáncer
Khusen Rustamov – Pixabay

El principal riesgo con este estilo de respuesta ante la enfermedad es el de caer en la tiranía del pensamiento positivo: la imposición del optimismo que hace que el hecho de estar triste genere un sentimiento añadido de culpabilidad. Lo alimentan frases como «Debo ser positiva, si me pongo a llorar toda mi família se derrumbará» o «No dejes de sonreír aunque por dentro estés llorando. Mente positiva«.

Algunas personas que justo empiezan a preguntarse cóm afrontar el cáncer manifiestan preocupación por el deber impuesto de ser positivas y optimistas. Incluso critican que muchas actividades populares contra el cáncer, por ejemplo, aquellas vinculadas a un lazo rosa, frivolizan con el cáncer y muestran sólo una de las muchas caras de la enfermedad.

Evitación o negación del cáncer

Algunos pacientes, cuando reciben el diagnóstico, hacen una negación durante unos días. «El médico se ha equivocado«, «estos resultados médicos no son míos, se han traspapelado» o «me dicen que me ponen quimioterapia, pero sólo son unas vitaminas«. Habitualmente dura unos días, y sirve, inconscientmente, para darse un tiempo para aceptar la realidad del diagnóstico.

Pero a veces la negación es permanente, lo que complica la terapia. La persona no se quiere tratar si cree que no tiene ninguna enfermedad de la que tratarse. En este caso el oncólogo mantiene una comunicación mucho más directa con la familia de cara a la toma de decisiones.

También puede ser que el paciente acepte que tiene cáncer pero se niegue a hablar de ello. Como si se quisiera olvidar. Es una manera de evitar el sufrimiento. Cree que la enfermedad, en realidad, no es una amenaza. Las personas que hacen evitación o negación no están demasiado preocupadas y su pronóstico también es bueno, según la teoría.

Fatalismo o aceptación estoica

A la pregunta «cómo afrontar el cáncer» responden que el cáncer no se puede afrontar. No hay nada que se pueda hacer, el destino está escrito y será el peor de los posibles. Todo ello depende de los demás. No están demasiado ansiosos porque la ansiedad se relaciona más con la incertidumbre. Si ya saben que todo irá mal, ni siquiera se preocupan. Aceptan pasivamente el tratamiento. De acuerdo con el modelo, el pronóstico es incierto.

Desamparo – Desesperanza

También creen que no tienen ningún control sobre la enfermedad o sobre el tratamiento, pero lo viven con síntomas de depresión. Se sienten indefensos y no ven salida al problema. Pero no destacan por tener ansiedad.

Se han rendido ante el cáncer y tienen claro que preocuparse no les ayudará en nada. Del pronóstico sobre la enfermedad se dice que es malo. Podría ser porque no se acaban de comprometer con el tratamiento, al pensar que no servirá.

Preocupación ansiosa

Tienen mucha ansiedad e incertidumbre. Están muy pendientes de su cuerpo, del tratamiento y de los resultados. Viven cualquier pequeño cambio como el presagio de una mala noticia. Por lo tanto buscan la seguridad. La aparición de un nuevo síntoma les puede hacer pensar que el cáncer empeora, o que se ha extendido. Entonces buscan información. Pero aunque el médico les diga que es normal, y que no es una mala noticia, siguen buscando información porque quieren confirmar que todo va a peor.

Piensan que tienen un gran control sobre la enfermedad, por eso siguen sin dudarlo los consejos del médico (y a veces, también de quien no es médico y alimenta falsos mitos). Es el último estilo de afrontamiento de Moorey y Greer y el pronóstico que se les atribuye también es malo.

Aceptación – Resignación: Sobrellevar el cáncer

Cómo afrontar el cáncer. Hay varios estilos igual de vállidos
Sammy-Sander – Pixabay

Esta última manera de afrontar el cáncer no forma parte del modelo anterior, pero la veo en algunas personas que vienen a verme. Aceptan que tienen la enfermedad, hacen el tratamiento y desean que sea eficaz. El cáncer es una preocupación importante, pero no dejan de hacer una vida lo más normal posible. Viven más el día a día.

Saben que hay días mejores y peores. Lloran, se enfadan, se desesperan y recuperan el optimismo. Piden ayuda cuando la necesitan. Confían en las personas de su alrededor. Piensan «lo que tenga que venir, vendrá. Ya lo afrontaremos«.

Qué hago yo, como profesional, ante cada estilo

No me gusta basarme en modelos de casillas. Parece que quieran coger cada persona y colocarla en la casilla que le toca y me parece que los seres humanos son más que eso. Por lo tanto trato de adaptarme a cada persona. ¿Que quiere luchar? De acuerdo. ¿Que quiere pasarlo sabiendo lo mínimo para no preocuparse? Entendido. ¿Que se indigna porque el mundo se tiñe de rosa cada 19 de octubre? No creo que se equivoque.

Lo que sí puede suceder es que la forma en que lo afronta la persona sea perjudicial para ella misma. Quizás porque hace un tratamiento que no ha dado prueba de su eficacia, porque le genera un gran malestar o porque le hace perder el contacto con la realidad. Entonces hablamos y buscamos cómo afrontar el cáncer para que se sienta mejor.

Insisto: no hay ningún manual de instrucciones sobre cómo afrontar el cáncer. Las estrategias de afrontamiento son como herramientas, y cada uno hace lo que puede con las que tiene. Pero estas estrategias se pueden enseñar: se puede ayudar a una persona a desarrollar nuevas maneras de enfrentarse a las adversidades; al fin y al cabo es una forma de aprendizaje.

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