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El cáncer siempre ha ido ligado a un cierto grado de estigma o rechazo social, afortundamente, cada vez menos. Hoy, 4 de Febrero, se celebra el Día Mundial del Cáncer. Es una buena oportunidad para echar un vistazo a los cambios que ha habido a lo largo del tiempo en la relación histórica entre cáncer y estigma.

Cáncer y estigma - Psicología en Cáncer
Luisella Planeta – Pixabay

La relación entre cáncer y estigma

El cáncer es una enfermedad que ha existido siempre, incluso en la pre-historia. Aunque parezca exclusiva de los tiempos modernos, su origen está en un fenómeno que ha acompañado a la humanidad a lo largo de su historia: las células del cuerpo humano, que normalmente se reproducen de forma ordenada y regular, pueden empezar a hacerlo descontroladamente. Pero sí es innegable que, en las últimas décadas, ha vivido un fuerte aumento. Y esto se debe a cambios en el estilo de vida y al alargamiento de la esperanza de vida.

Hasta el siglo XIX cuando a una persona se le diagnosticaba cáncer, su muerte era casi inevitable. Esto hacía que, cuando recibía el diagnóstico, pensara que los demás le rechazarían por miedo al contagio, o que poca gente estaría dispuesta a hablar con ella sabiendo que le quedaba poco tiempo de vida. Hoy sabemos que el cáncer NO se puede transmitir como una enfermedad infecciosa.

Además la palabra “cáncer” está marcada: cuando la oímos nos estremecemos porque la relacionamos con algo indeseable y dañino. Por eso se empezaron a utilizar palabras para evitar el término “cáncer”, muchas de las cuales todavía se usan: bulto, cosa, mal, etc. En catalán se usa la expresión mal lleig.

A partir del s. XIX, con los rápidos avances en Medicina, empezaron los tratamientos contra el cáncer: la cirugía y, ya en el siglo XX la quimioterapia y la radioterapia. Vimos como cada vez más personas se curaban. Otro aspecto clave en la disminución del estigma fué la aparición pública de personas famosas diciendo “tengo cáncer”:  Olivia Newton-John, Josep Carreras, y muchos más. Esto contribuyó aún más a deshacer la asociación entre cáncer y estigma.

La curación provocó un aumento de la demanda social de investigación científica y de apoyo integral a las personas que tenían la enfermedad y a sus familias. Pero también rompió el mito de que el cáncer era una sentencia de muerte: en la actualidad, el 55%-60% de personas con cáncer -de media- se curan. En algunos tipos de cáncer y según el momento en que se detecta este porcentaje se acerca al 100%. Es el caso del melanoma detectado en estadios iniciales.

La mejora la calidad de vida permite que la mayoría de personas con la enfermedad y en pleno tratamiento puedan seguir con algunas de sus actividades habituales. Aumenta el arsenal terapéutico para hacer frente a los efectos secundarios de la terapia y la atención a las personas afectadas y a sus familias es cada vez más integral, incorporando profesionales de la psicología y el trabajo social.

Lo que decíamos unas líneas más arriba sobre el uso de eufemismos para referirnos al cáncer contrasta con otro fenómeno: el de llamar «cáncer» a cosas que no lo son: a menudo oímos expresiones como «El terrorismo es el cáncer de la sociedad» o «La corrupción es el cáncer de la política«. Son usos inadecuados. El cáncer es una enfermedad, y las personas que la tienen sufren mucho. No resulta nada agradable para muchos de ellos ver que se compara esta enfermedad que ha trastornado toda su vida con el terrorismo o con la corrupción política. Llamar las cosas por su nombre también ayuda a eliminar el estigma.

Todavía queda camino por recorrer en el objetivo de hacer que cáncer y estigma dejen de estar ligados. Pero con la aparición pública de las personas que lo sufren (sean conocidas o no) y con el aumento de aquellas que se curan, cada vez estamos más cerca. ¡Y lo lograremos!

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