Las personas con cáncer en la tercera edad suelen vivir la enfermedad de manera diferente de cómo lo hacen las más jóvenes. A las dificultades habituales del cáncer y su tratamiento hay que sumar la soledad y la sensación de ser una carga para la familia. Pero también tienen más facilidad para relativizar los problemas, y eso las puede ayudar a convivir con el proceso oncológico.
La mayoría de personas a las que se diagnostica cáncer tienen más de 50 años. La eficacia de los tratamientos y el alargamiento de la esperanza de vida general están haciendo que cada vez hay más personas con cáncer en la tercera edad. Eso plantea nuevos retos, ya que esta población vive la enfermedad con características particulares.
Cambio vital en personas con cáncer en la tercera edad
En los últimos años el tratamiento del cáncer es cada vez más eficaz y se detecta más precozmente. Esto contribuye a que la mayoría de personas con esta enfermedad se curen (actualmente, cerca del 60%). Por lo tanto la experiencia de haber pasado por el cáncer da lugar a unos cambios que algunas personas pueden vivir como oportunidades.
Algunas personas han tenido cáncer en la tercera edad y ven su recuperación como una oportunidad que pueden aprovechar: Comienzan actividades nuevas (manualidades, viajes, etc) y cambian la manera de vivir las pequeñas dificultades del día a día: Aprenden a relativizar la importancia de los problemas y a vivirlos con menos preocupación. También intentan pasar más tiempo con la familia y los amigos. Estos cambios se observan más a menudo en las mujeres que en los hombres.
El cáncer no deja de ser una experiencia muy difícil. Pero puede convertirse en un motivo para hacer cambios positivos en la vida de las personas si ven la oportunidad. Es algo que no todo el mundo puede hacer, por circunstancias vitales o por experiencias pasadas. Pero que cuando se consigue, les puede ayudar a descubrir cosas de ellos mismo que no conocían.
Cómo ayudar a las personas con cáncer en la tercera edad
El apoyo social
El apoyo del entorno social ayuda a convivir con el cáncer. Poder hablar abiertamente de la enfermedad, de la preocupación por la familia, etc., contribuye a aligerar la carga. Tengamos en cuenta que las personas mayores se enfrentan a la soledad y la sensación de ser una carga para los demás, y esto puede hacer que no hablen de todo lo que querrían hablar.
Les podemos pedir directamente que nos indiquen qué podemos hacer para ellos, ya que sus necesidades pueden cambiar a menudo. A veces la mejor ayuda que pueden tener es hablar de la enfermedad, o ir a pasear con alguien y conversar sobre otros temas. O les puede apetecer quedarse solos y en silencio, y deben poder pedirlo. En este caso no están rechazando nuestra compañía, sino que necesitan un rato de tranquilidad.
El apoyo profesional
Lo que comentábamos unas líneas más arriba del aumento de la esperanza de vida también conlleva que haya más situaciones de dependencia. Ya sea para las visitas médicas, para la asistencia en el hogar y un largo etcétera, cada vez hay más profesionales dedicados a ayudar a las personas con cáncer a la tercera edad para que mantengan la calidad de vida.
Si es necesario podemos pedir ayuda profesional para afrontar los cambios, buenos y malos, que vengan. Lo puede hacer el propio médico, un psicólogo experto en la ayuda a las personas con cáncer o, incluso, un guía religioso si va de acuerdo con sus creencias. Estos apoyos también son útiles cuando el cáncer no se puede curar. En este caso la persona puede necesitar hacer un repaso de su vida y dejar asuntos terminados antes de irse, como por ejemplo, asegurar el bienestar de la familia.
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